El periodista Salvador García Soto escribe en su columna de El Universal sobre la ponencia de Carlos Salinas de Gortari en el marco de los 500 años de la obra El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, en donde el expresidente mando una serie de mensajes políticos fuertes que presumiblemente están dedicados a Andrés Manuel López Obrador.
Salinas dijo en el evento: “Estamos ante un momento maquiavélico porque la República está ante un gran riesgo, el de renacer o el de desaparecer… Quien se prepara para gobernar, tiene que prepararse para el golpe inesperado”. Las interpretaciones coincidieron en que la afirmación era una amenaza velada para el gobierno de López Obrador y así fue también interpretada por el equipo del presidente.
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En el círculo cercano de AMLO dijeron, según lo que dice el periodista; “está molesto por la cancelación del aeropuerto. No le gustó la forma en que López Obrador procesó la anulación de esa obra y menos la forma en que enfrentó las amenazas de tormenta financiera y cómo negoció y calmó a los empresarios y contratistas”.
Sigue Gacia Soto: “Porque en el equipo más cercano de Andrés Manuel López Obrador están convencidos de que la figura de Carlos Salinas de Gortari, y los enormes intereses que representa, está detrás del aeropuerto en Texcoco, por lo que interpretan que sus palabras y frases sobre Maquiavelo y el momento que vive la República son una especie de “acuse de recibo” de Salinas, ante el hecho innegable de que la cancelación del negocio aeroportuario afectó a varios empresarios y constructores formados o enriquecidos durante el salinismo (1988-1994) y que tenían fuertes intereses metidos en el proyecto impulsado por el gobierno de Peña Nieto”.
“Sólo hay que revisar la lista de los empresarios que tenían los contratos más importantes en Texcoco (Carlos Slim, Olegario Vázquez Raña, Bernardo Quintana, Hipólito Gerard, Carlos Hank, Gutiérrez Cortina, entre otros) para saber que la sombra del salinismo estaba presente en esta obra que hoy se les cae y que representaba una apuesta de un enorme negocio a futuro para ese grupo político y empresarial”, sostiene el colaborador lopezobradorista, quien además menciona el papel tras bambalinas que en todo el tema del nuevo aeropuerto jugó el Consejo Mexicano de Negocios, integrado por otros empresarios netamente salinistas como Claudio X. González.
De ser real la lectura que tienen en el próximo gobierno, significaría que se rompió la “tregua” que durante las campañas pactaron los dos enemigos acérrimos de la política mexicana en los últimos sexenios, Andrés Manuel López Obrador y el ex presidente Salinas (a quien el hoy presidente electo siempre se refería como “el innombrable, el jefe de la mafia del poder o el titiritero”). Porque en la campaña mensajeros del candidato de Morena, entre los que estuvo el hoy coordinador en el Senado Ricardo Monreal, fueron a ver al ex presidente para llevarle “mensajes” de “conciliación y no agresión” del tabasqueño al ex mandatario.
Y según fuentes muy cercanas a aquellos contactos que se dieron previo a los comicios del 1 de julio, Salinas aceptó la oferta de paz y garantizó que tampoco de su parte habría ninguna operación o acción en contra del triunfo de Andrés Manuel, que ya entonces era inevitable. Incluso después de la victoria arrolladora del tabasqueño, el ex presidente mandó una carta a los medios en la que llamó a apoyarlo y dio la bienvenida a la reconciliación de México. “Cada uno en su ámbito de responsabilidad habremos de apoyarlo porque si al presidente López Obrador le va bien a México le irá bien”, decía Carlos Salinas apenas el pasado 2 de julio.
¿Qué cambió en cuatro meses para que el ex presidente ahora hable de la “República en riesgo” y del gobernante que tiene que estar preparado “para el golpe inesperado”?, concluye Salvador García Soto.