Los salarios en América Latina aumentaron de forma marginal el año pasado, un 0,7 %, según el informe sobre la evolución de los salarios en el mundo presentado hoy en Ginebra por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Sobre las principales economías de la región, la organización desveló que Brasil registró un aumento de los salarios reales del 2,3 %, mientras que en México sufrieron un declive del 2 %.
Panamá fue el país donde se registró el mayor ajuste positivo de los salarios, con un incremento anual de 6,1 %, seguida de Nicaragua, donde fue del 4,6 %.
En el otro extremo aparecen Honduras y Guatemala, con caídas de salarios del 5,4 % y del 5,2 %, respectivamente.
En la última década, el incremento anual promedio de salarios en América Latina ha sido del 0,9 %, según las estimaciones de la OIT.
A nivel mundial, el informe revela que el crecimiento de los salarios fue el año pasado el más bajo desde 2008 y muy inferior a los niveles previos a la crisis económica que estalló hace una década.
Según las estadísticas procedentes de 134 países, los analistas de la OIT determinaron que el crecimiento real del salario fue de 1,8 % en 2017, frente a un 2,4 % en 2016.
Si los datos se desagregan entre países avanzados del G20 se encuentra que el crecimiento real de remuneraciones fue de 0,4 % en 2017, lo que en la práctica indica un estancamiento, mientras que en los países emergentes -arrastradas hacia arriba sobre todo por China- la evolución fue de un 4,3 %.
“Las primeras indicaciones sugieren que este lento crecimiento del salario continuará en 2018”, adelantó el director general de la OIT, Guy Ryder, al presentar las conclusiones del informe a la prensa.
Las razones más obvias son el aumento de la competencia global, la pérdida de la capacidad de negociación colectiva por parte de los trabajadores y cierta incertidumbre sobre la marcha de la economía que desalienta las subidas de salarios en las empresas.
La desaceleración en los ajustes salariales no tiene relación con la productividad, con la tasa de desempleo o con el crecimiento de la economía, según la OIT.
Por otra parte, la brecha por género hace que las mujeres sigan percibiendo un salario 20 % inferior al de los hombres, aunque se pueden encontrar grandes diferencias por países.
El análisis establece asimismo que en los países ricos la diferencia de remuneración entre ambos sexos es más elevada en el extremo superior de la escala salarial.
Por el contrario, en los países de ingresos medios y bajos la diferencia de salarios entre hombres y mujeres es más fuerte entre los trabajadores peor pagados.
Sin embargo, más allá de esas diferencias, “la brecha de salario por género existe en todos los sitios, aunque su magnitud varíe considerablemente de un país a otro”, aseguró Ryder.
“Las disparidades de remuneración por razones de género representan una de las mayores injusticias sociales de la actualidad, y todos los países deberían hacer esfuerzos por entender qué se esconde detrás de esto”, continuó.
Una de las razones objetivas de esta situación es que “la maternidad genera una clara penalidad para las mujeres, ya que la diferencia de remuneración aumenta cuando las mujeres tienen hijos”, recalco el responsable de la OIT.
“En cambio, para los hombres hay una especie de recompensa salarial por paternidad, es decir que los hombres con hijos tienden a ganar más que aquellos sin hijos”, agregó.
Las mujeres también ganan menos como consecuencia de una “segregación ocupacional”, que las coloca en las categorías de empleos peor pagados.