El Premio Nobel más longevo desarrolla tecnología para generar energía limpia y barata

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En 2018, la historia de la ciencia registró una nueva marca con Arthur Ashkin al convertirse, a los 96 años de edad, en el humano más viejo en recibir el prestigiado Premio Nobel de Física. En colaboración con otros dos científicos, Ashkin desarrolló la “pinza óptica”, una tecnología para la levitación de objetos que básicamente, como describe el propio autor, consiste en un poderoso láser capaz de “capturar cosas diminutas”, tan pequeñas como un átomo.

Se podría pensar que al ganar un Nobel y con casi un siglo encima, Ashkin dedicaría el resto de su vida a descansar y disfrutar de la fama, pero el ingenio de este inventor es como un tren sin frenos. Actualmente se encuentra desarrollando un dispositivo que permite un aprovechamiento óptimo de la energía solar, y para estar más cómodo decidió transformar un pisco completo de su residencia en una especie de laboratorio particular.

¿Quién es Arthur Ashkin?
“Estoy haciendo la electricidad barata”, declaró en entrevista para Business Insider. Ashkin pretende optimizar la captura y utilización de la luz solar con geometría. El dispositivo que está desarrollando se basa en tubos concentradores reflejantes capaces de intensificar los rayos solares, lo que podría venir a revolucionar los paneles soles existentes o incluso sustituirlos por algo mucho más simple y económico. Ashkin dice que los “tubos son demasiado baratos”, y es verdad, pues el costo de producción por unidad no superar los centavos de dólar. Por eso, el científico está convencido de que podrá “salvar al mundo” y hacerse con otro Nobel.

De hecho, el ingenio de Arthur Ashkin ya está contribuyendo de forma activa en el desarrollo de la humanidad. Por ejemplo, las pinzas ópticas son empleadas para sostener y estirar el ADN, ayudándonos a comprender uno de los mayores misterios de la vida. También se emplean en espectroscopia, nanotecnología, biología y diversas áreas, ayudando a los científicos en la creación de herramientas tan necesarias como un examen de sangre para detectar malaria o comprender de una mejor manera la forma en que los fármacos para reducir el colesterol terminan debilitando nuestros glóbulos rojos.

Su trabajo en Bell Labs.
Durante la entrevista también relató que cuando lo llamaron de la Real Academia de las Ciencias de Suecia para notificarle su derecho al premio, creyó que se trataba de un timo. Y es que Steven Chu, un científico estadounidense, ya había sido galardonado con el Nobel en 1997 por investigaciones relacionadas a las de Arthur Ashkin en Bell Labs, empresa donde laboraba Ashkin cuando desarrolló las pinzas ópticas.

De hecho, la investigación de Chu estaba basada en la de Ashkin, implicando la recolección de algas que disponía sobre un microscopio para hacerlas “levitar” empleando nada más que un láser. “¿Esa luz que incide sobre ti, sabes que realmente te está empujando?”, le comentó el científico a la periodista Hilary Brueck que se encontraba junto a una lámpara. “La mayoría no lo sabe. Pero lo hace, porque tiene energía. El asunto es que se trata de algo tan pequeño que no llegas a percibirlo”.

El inventor de la levitación óptica.
Ashkin llevó a cabo una extensa investigación sobre estas propiedades de la luz con la intención de mejorar la tecnología de comunicación en Bell Labs. “¿La luz es una onda, verdad? Para la física, también es una partícula… es una clase de partícula misteriosa”, apunta. Fue así que Ashkin se dio cuenta que la presión de los fotones, partículas elementales de la luz, tenía la capacidad de atrapar objetos más pequeños, por lo que enfocó las pinzas ópticas en la biología para atrapar, sostener y estirar cosas tan diminutas como el ADN.

De hecho, con autorización de la empresa, Ashkin encontró una forma de aplicar la técnica en seres vivos diminutos manteniendo como rehenes organismos unicelulares empleando el láser.

“Los atrapas como lo harías con cualquier pinza. [Ashkin] era capaz de desplazar núcleos, y hacia muchas cosas geniales”, comentar Marcus Weldon, actual presidente de Nokia Bell Labs. También recuerda que sus colegas quedaron estupefactos aquella primera vez que fue capaz de pinzar con luz.

“Aquello me sorprendió, como lo haría con cualquiera. Yo fui el inventor de la levitación óptica”, dice Ashkin.

Energía limpia y baratas para todos.

En el año de 1992, Arthur Ashkin finalmente se retiró y dejó el trabajo en Bell Labs, aunque la empresa tuvo la cortesía de entregarle su equipo de levitación. Prácticamente se lo llevó todo, a excepción del láser de alta potencia pues en casa no tenía voltaje suficiente para hacerlo funcionar. Y durante estos 27 años ha trabajado en su sótano, donde desarrolló su revolucionaria invención.

Ashkin ya inició el proceso para patentar la tecnología, pero dice que los concentradores aún no están listos como para revelarse al público. Eso sí, prometió publicar su trabajo lo más pronto posible en la revista Science.

El científico se muestra muy confiado de que si su proyecto es impulsado, la nueva tecnología podría llegar a cada uno de los sitios alrededor de planeta, ya sean casas o empresas, donde se necesite una fuente de energía limpia, renovable y económica.

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