No sólo para los mexicanos; en general, conseguir ahorrar para el futuro es una asignatura pendiente universal. Las tentaciones cada vez son más gracias a un comercio globalizado y a una sociedad cada vez más basada en el consumo y, sobre todo, en la obsolescencia programada. Es normal, por tanto, que cada vez menos familias tengan una buena suma ahorrada, y que las excusas se multipliquen.
Ha pasado ya prácticamente una década desde la irrupción de la crisis financiera, pero no ha afectado a todos por igual. Lo que sí es cierto es que los salarios no han subido tanto como los impuestos, así que el motivo principal por el que no nos decidimos a ahorrar es porque pensamos que supone un gran sacrificio destinar parte de ese poco dinero obtenido a final de mes al ahorro. Sin embargo, si nos detenemos a analizar, los gastos hormiga son los principales culpables de que no lleguemos a fin de mes: el café diario, una revista o periódico, un chocolate… Al final se traducen en más de veinte pesos al día, y si decidimos invertirlos, representan casi 7500 pesos anuales de ahorro, que en 20 años se convierten en 150 000 pesos, una cantidad aceptable como ayuda al retiro.
Guardar en una alcancía es tener la tentación muy a la mano. Sabemos que podemos crear una cuenta bancaria que genere intereses y dar una orden al banco para que pase esa cantidad automáticamente al mes o a la semana al fondo de inversión. Lo más importante es conocer exactamente las condiciones de esa cuenta, si tendrá gastos anuales o si podremos retirar el dinero en caso de emergencia.
La fórmula perfecta, sin embargo, consiste en no dejar todo el dinero en el mismo lugar. Podemos ahorrar en una cuenta corriente o en un fondo de inversión; incluso invertir una pequeña cantidad en valores o intentar hacer más dinero destinando una cantidad pequeña y fija a la lotería (y nunca exceder esa cantidad). De este modo, sabremos que si un sistema falla, otros quedarán, y tendremos una mayor sensación de control, aparte de ver resultados en más de un sitio a la vez, lo que supondrá una gratificación emocional superior y nos animará a no dejar estos buenos hábitos.