El abucheo al presidente AMLO significa que existe un sector de la población que no está de acuerdo con él y que rechaza sus políticas. Ese sector, según las encuestas y sondeos serios, hoy se sitúa entre el 20% y el 30% de los mexicanos. Los que gritaron “fuera” al presidente representan a ese sector no simpatizante. Lo cual significa, que el 70% y hasta el 80% de los mexicanos aprueba al presidente.
El abucheo no significa que México le esté dando la espalda a AMLO. Pensar algo así es situarse cándidamente fuera de la realidad. Los opositores serios saben que la rechifla no significa gran cosa. Los opositores no serios están magnificando esta situación.
El presidente López Obrador sigue teniendo la simpatía de la mayoría de los mexicanos: muchas encuestas sitúan su popularidad y aceptación en niveles del 70% y hasta del 80%. Si sus opositores de verdad son inteligentes, sabrán que el abucheo significa poco. Si se ciegan y creen que esto es la caída, se colocarán en una situación en la que les será imposible reaccionar: sería como pensar que perdiendo 8 carreras por 2 en la última entrada, van a ganar la partida así nomás porque sí (80% de aprobación vs 20% de rechazo, por eso digo 8 carreras por 2). De esta forma se condujeron durante toda la campaña presidencial, con esa mezcla de ceguera, candidez y soberbia, y por eso perdieron como perdieron. Por otro lado, el gobierno tampoco debe cegarse; debe darse cuenta que ese 20% o 30% de mexicanos que lo rechaza, también existe. Esa minoría de mexicanos también importa y debe ser tomada en cuenta.
Una cita del célebre Tommy Lasorda, mítico manager de los Dodgers de Los Ángeles en tiempos de Fernando Valenzuela. Me parece muy adecuada: «No importa qué tan bueno seas, vas a perder una tercera parte de tus juegos. No importa qué tan malo seas, vas a ganar una tercera parte de tus juegos. Es la otra tercera parte la que hace la diferencia.»