En el último año, empresarios en México contrataron los servicios de espionaje de la compañía Black Cube, integrada por exfuncionarios de la agencia de inteligencia israelí Mossad.
Se dedican a recopilar evidencias para juicios, a fin de probar que sus clientes han sido víctimas de manipulación, corrupción o soborno. Black Cube maneja alrededor de 50 millones de dólares por cada operación de sus servicios de inteligencia, “a ritmos comerciales”.
Crean empresas o identidades para llegar a la información que necesitan. Pueden hacerse pasar por una compañía de corte mundial o por un empresario excéntrico con una propuesta difícil de rechazar. Analizan durante semanas el perfil sicológico de la persona que espiarán, para conocer sus hábitos.
Black Cube saltó a la fama por espiar a las mujeres que denunciarían por abuso sexual al productor de cine Harvey Weinstein en 2017, cuyo caso generó el movimiento #MeToo.