Al otorgarle dos cajas vacías de pastillas tracolimus, el Hospital San José que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene en el estado vecino de Puebla, puso en riesgo la salud de Saraí López González, una oaxaqueña que desde hace más de tres años está en tratamiento por el trasplante de riñón que recibió de un amigo.
El tracolimus es un fármaco inmunosupresor del cual Saraí debe tomar tres pastillas cada mañana y dos por la noche para que su cuerpo no rechace del riñón que le trasplantaron el 16 de julio de 2015 en ese hospital.
A falta de infraestructura de tercer nivel del IMSS en Oaxaca, Saraí debió realizar todo el procedimiento previo, el trasplante y el tratamiento de seguimiento, lo que le implica viajar de la ciudad de Oaxaca a ese estado vecino en el transporte que proporciona el IMSS.
Fueron las prisas, el cansancio de un viaje que se hace en condiciones adversas y la confianza impidieron a Saraí revisar las cuatro cajas que le entregaron en la farmacia del Hospital San José, las cuales debían contener 50 pastillas.
IMSS, sin atención
Durante la media noche del 25 de septiembre, Sarahí acudió al área de urgencias del Hospital General de Zona número 1, doctor Demetrio Pardo, que el IMSS tiene en el estado de Oaxaca, para esperar el transporte público que ofrecen a derechohabientes para quienes se carece de especialistas en la ciudad.
Relató que antes que amaneciera llegaron a la ciudad de Puebla y Saraí esperó la hora indicada de su cita médica y poder recibir el medicamento que necesita, esto para no rechazar el riñón trasplantado y controlar el lupus que le diagnosticaron 16 años atrás.
“Recogí la medicina, me dieron cuatro cajas; yo no hice por revisar, me salí de farmacia y fui a un café para pasar el tiempo y esperar el transporte”, recuerda indignada.
Una vez en el café, Saraí se puso a ordenar las cosas que traía en su bolsa, incluído el medicamento. Fue entonces cuando se percató que dos de esas cajas no pesaban igual que las otras.
“Abro una y me doy en cuenta que tenía el empaque, pero no el envase”. La idea inmediata fue comenzar a hacer un video para transmitirlo por facebook. Sin embargo, volvió a la farmacia del Hospital San José, del IMSS, pidió hablar con el encargado de farmacia y le comentó que no recibió su medicina completa. Acto seguido la tranquilizaron con la promesa de que solucionarían la situación.
La respuesta fue a medias, pues sólo recibió una caja de las dos que le entregaron vacías mientras el personal de guardia enviaba mensajes que hicieron que directivos llegaran al lugar para cuestionar la frecuencia de situaciones similares y que le hayan entregado un medicamento que no estaba en existencia en inventario.
“Quedaron que me iban a reponer otra caja”, recuerda Saraí, la mujer de 33 años de edad, quien ha aprendido a ser previsora con su medicamento de alto costo y a tener una reserva.
Finalmente, indicó que su caso lo expuso “no para pelear” con una institución, sino para evitar que a otra persona le pase “y no nos estemos confiando”.