Si te consideras suficientemente paranóico tal vez hasta has hecho planes para un pequeño búnker nuclear. Uno no muy ambicioso, con suficiente espacio para tu perro, unas cuantas cajas de atún y un rinconcito acogedor. Este, evidentemente no es el caso de los millonarios paranóicos…
Ellos tienen los recursos suficientes como para convertir sus miedos en construcciones fabulosas a prueba de cualquier tipo de desastres (y con espacio para sus animales). En Estados Unidos, más de uno ha construido refugios de hiperlujo para los gustos más exigentes.
Les hablamos de departamentos subterráneos completamente amueblados con sillones de piel y sábanas de seda, pantallas de alta definición, chimeneas, vistas y ruido ambiental personalizados, piscinas interiores, salas de cine, sala de cirugía, campos de golf, muros para escalar, etc.
Larry Hall es el responsable de un complejo llamado los “Survival Condos”, que en sus propias palabras son
“búnkeres nucleares de lujo que están diseñados para proporcionar no sólo protección física, sino también bienestar metal”
La idea de crear estos refugios de lujo surgió después del 11 de septiembre. Hall tenía experiencia en el terreno de la construcción y el diseño de centros de procesamientos de datos. Cuando se dio cuenta que la demanda por servicios informáticos de emergencia aumentó, él tuvo la idea de construir centro de datos suficientemente resistentes a un ataque nuclear junto con viviendas.
Empezó la construcción en Kansas, aprovechando las bases militares abandonadas. Quiso que estas viviendas tuvieran las características suficientes para mantener seguros a los residentes por un periodo indefinido de tiempo, lo cual incluía abastecimiento de agua, aire y fuentes de energía, aparte de la posibilidad de cultivar plantas y criar peces.
Aparte del lujo, Hall pensó en la salud mental de los habitantes de estos complejos y los adaptó para que la luz, la altura de los techos se adapte de acuerdo a si necesitan sentirse más vulnerables o más libres y hay todo un plan de trabajo para que la gente se mantenga ocupada.
Aunque están construidos como lugar para emergencias, hay varios loquillos que ya los usan para irse a vacacionar.
Según Peter York, asesor de marcas de lujo, la idea de austeridad va en declive. Según él
“hay un mercado, porque la idea tradicional de que, de alguna manera, uno tiene que vivir sin lujos por el bienestar espiritual está desapareciendo. [Hay] un grupo de gente rica que no valora la idea de austeridad ni siquiera de forma temporal. Quieren que todo sea lujoso siempre”
Cómo se nota que a los gringos nunca les ha tocado una guerra en su propia casa.
Lo chistoso es que este es un lujo del que no quieren presumir lo cual hace difícil su comercialización.
Los departamentos evidentemente cuestan millones de dólares. Así que si tienen por ahí guardados unos $1,5 millones de dólares, ya saben en qué invertirlos.
Con información de CNN