#Nacionales Largas filas de pensionados del IMSS en tiempos de contingencia

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La heroína Susana Distancia y sus poderes desaparecieron en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde no hubo contingencia sanitaria que valiera: cientos de personas de la tercera edad, sobrevivientes de cáncer, diabéticos, hipertensos, tuvieron que hacer filas de más de 6 horas este miércoles para cobrar su pensión.

Lo mismo les recetarán mañana a otros tantos, de no corregir la estrategia para el pago de la pensión de sus trabajadores jubilados y pensionados, que pese a la fase de emergencia decretada por el gobierno federal por el Covid-19, que recomienda hasta el cansancio “quédate en tu casa” y más a quienes tienen enfermedades graves, fueron a cobrar como cada mes, pero ahora con largas filas de espera.

¿No tiene miedo? Se le pregunta a Don Gregorio García, ¿no peligra más por la enfermedad?

— ¿Y qué? ¿No como? Debo de comer… si no me mata el mentado bicho me muero de hambre, dice.

Con más de 30 años de servicio en el IMSS como forense, ha visto de todo, así que no tiene miedo del coronavirus, aunque padezca diabetes. Así, a las 16 horas de este miércoles Don Goyo ya llevaba 6 horas de fila en el centro de pagos del Centro Médico Siglo XXI de la Ciudad de México.

Él es uno de los que no debería estar en la calle y menos haciendo fila entre cientos de personas, pero llegó desde Toluca y no tiene más opción más que la espera.

Estar en la fila es oír un largo recuento de males: diabetes, cáncer, hipertensión, migrañas, colitis, operaciones en todos lados, fracturas, una lista de doctores y especialidades consultadas y recetas de remedios. Lo grave es que justo los males que padecen hacen al coronavirus un mal mortal.

“Más de 30 años le dimos al IMSS y ahora somos basura para ellos”, se queja Raquel Rivera, de 65 años y quien llegó desde Aragón, en el Estado de México.

Dedicó al IMSS tres décadas de trabajo en el conmutador y lo que ve ahora es que “el Instituto ha dejado a sus trabajadores a la deriva” y no se compadecen.

Aunque las autoridades del Instituto les explicaron que la tardanza se debió a que les adelantarían pagos y además a que “actualizarían sus datos personales” como dirección, teléfono y otros, escogieron la contingencia para hacerlo.

“Salió contraproducente debieron preverlo, tener más cajas y personal”, expone Rivera quien reconoce que si cobraran mediante tarjeta bancaria no harían fila, pero el riesgo de asaltos lo considera más grave.

“Muero de hambre, tengo sed, soy diabética, añade Esperanza Vázquez, de 70 años, quien padece de sus rodillas y columna, pero así llegó desde Cuajimalpa, sola. ‘Ni modos, prefiero venir a cobrar pero si ya sabían que iba a ser tardado nos hubieran apoyado con un lunch”, dice.

Margarita, de 77 años, quien trabajó en el área de Farmacia del IMSS, Juana Irma de 66 años, quien vive en Ecatepec y trabajó más de 30 años como Asistente educativa, y Martha Vázquez de 83 años, quien llegó desde Azcapotzalco y es sobreviviente de cáncer de mama y padece colitis ulcerosa, todas llegaron entre 10 y 12 del día pero seguían en fila de cinco horas hoy, a menos de 48 horas de declararse en México la emergencia sanitaria por el covid-19.

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