Se profundiza el clima anti EU en la cima del Ejército. La detención de Salvador Cienfuegos agita a un grupo de altos oficiales que ya hablan de anular cualquier tipo de cooperación con la DEA. El argumento que esgrimen es que la agencia antinarcóticos decide todo por cuenta propia, sin notificar la contraparte mexicana y que en lugar de haber requerido la extradición del general se esperaron más de un año para poder capturarlo en California.
En las últimas horas tuvieron lugar dos reuniones, una en un domicilio privado de Las Lomas, donde se recordó todas las operaciones que Cienfuegos realizó a pedido de la DEA y toda la cooperación ofrecida. Ese relato contrasta con este presente tumultuoso.
Reveló esta semana la negativa rotunda de Luis Crescencio Sandoval de remover al Oficial Mayor de Sedena a pesar de los nexos de este con Cienfuegos.
Los militares pretenden que la cooperación con la DEA quede reducida a la Guardia Nacional. Por cierto: a principios de mes un oficio firmado por Sandoval dejó constancia de que la operatividad de la GN ya está absolutamente bajo el control de la Sedena.
Sucede que el golpe a la credibilidad del Ejército -tras la detención- ha sido fulminante y hay fuertes dudas sobre el compromiso de los oficiales intermedios después de los sucedido. La confianza en la cadena de mando es una cuestión elemental en cualquier corporación militar. Esa confianza ahora tiene una prueba de ácido en una corte de Estados Unidos.