Estos sobornos era para que senadores panistas aprobaran las reformas estructurales del gobierno de Peña Nieto
No fue una, sino siete ocasiones las que el panista Rafael Caraveo Opengo recibió maletas repletas de dinero, de acuerdo con la confesión que hizo ante la Fiscalía General de la República (FGR).
Rafael Caraveo fue exhibido, en agosto pasado, en un video donde se le observa recibir un bolso con fajos de billetes. Este dinero era un soborno en efectivo del gobierno de Enrique Peña Nieto para que los senadores de oposición aprobarán las reformas estructurales.
El dinero presuntamente provenía de los sobornos de Odebrecht a Emilio Lozoya, extitular de Pemex.
El diario Reforma tuvo acceso a la declaración de Caraveo Opengo, quien se desempeñó como secretario técnico de la Comisión de Administración del Senado en la anterior legislatura. El documento tiene fecha el 4 de septiembre y en él aceptó haber firmado de recibido por la entrega de 15 maletas de dinero.
En su confesión, el exfuncionario dijo que recibió el dinero en efectivo por órdenes del entonces senador panista Jorge Luis Lavalle Maury y que el destino fue para campañas electorales panistas.
Su declaración confirma lo ya dicho por Emilio Lozoya, en su denuncia del pasado 11 de agosto, pues Caraveo aseguró que varias de las entregas de dinero se realizaron en unas oficinas ubicadas en Montes Urales 425, en las Lomas de Chapultepec.
“José Luis Lavalle Maury me llamaba y me decía quién iría conmigo”, declaró, “ya que fueron otras dos personas las que me acompañaron a recibir dinero, y de ellas me daba el teléfono y los veía en la parte de abajo del estacionamiento o en el lobby del Senado.
“Salíamos de las oficinas del Senado”, agregó, “e íbamos a Montes Urales, donde se realizaban las entregas de dinero en las que Francisco Olascoaga ya tenía recibos elaborados en los que especificaba la fecha y la cantidad que me estaba entregando y los cuales yo estampaba mi rúbrica”.
En ese entonces Olascoaga era jefe de departamento Administrativo en la Dirección General de Pemex, y un hombre de confianza de Lozoya.
De acuerdo con Caraveo Opengo, los sobornos comenzaron a finales de 2013, cuando Lavalle, entonces senador panista, le encomendó que fuera a recoger “unos expedientes que él tenía que revisar”. Le dijo que le llamaría un hombre de nombre José.
El sujeto que lo contactó era en realidad José Velasco Herrera, colaborador cercano de Lozoya, quien le pidió encontrarse con él en la esquina del edificio de la Sedesol, sobre Paseo de la Reforma, a unas cuadras del Senado.
Al llegar Caraveo, una camioneta ya lo esperaba y Velasco le pidió subir.
“Enseguida me mostró una maleta de tela color negro, tipo deportivo, de aproximadamente 50 centímetros de largo por 50 centímetros de ancho, misma que abrió y la cual no contenía expedientes, como me lo había hecho saber el señor Jorge Luis Lavalle Maury, sino que en su interior había fajos de dinero eran billetes de 500 pesos”, dice.
Caraveo se sorprendió al ver el dinero y llamó por teléfono a Lavalle, quien le pidió que le llevara la maleta a su oficina. Ahí Caraveo le reclamó por haberlo utilizado para recoger esa bolsa.
“Él me manifestó que no me preocupara porque no era nada ilegal, que estuviera tranquilo, ya que le estaban devolviendo un préstamo y yo me molesté y me retiré de su oficina, aclarando que en esa ocasión no supe o no recuerdo el monto total que contenía la maleta”, declaró.
Estos encuentros se repitieron varias veces más, tanto en la esquina antes mencionada como en Montes Urales, donde el exfuncionario recibió millones de pesos en efectivo.
“Me indigna que me hayan involucrado en posibles actos de corrupción, a los que bajo juramento de palabra de usos y costumbres de mi estado natal, así como de mis principios éticos, morales y profesionales, no participé con conocimiento de causa y tampoco tuve beneficio alguno”, dijo el también contador a la Fiscalía.