Era el 10 de octubre y una imagen del exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin, causó indignación. Mientras gozaba en el lujoso restaurante Hunan de la Ciudad de México, del platillo más caro de la carta. Pato a la Pekín, que tiene un costo de mil 030 pesos por platillo.

La cena, en la que departió con amigos como Doris Beckmann, una de las herederas de Tequila Cuervo, despertó indignación porque hizo público el ambiente de impunidad en el que se movía Lozoya Austin, a pesar de estar involucrado en el tema Odebrecht, uno de los escándalos de corrupción más grandes de América Latina.

Sin embargo, el ingreso del ex funcionario, egresado de Harvard y del ITAM, al Reclusorio Norte el miércoles por la tarde bajo la prisión preventiva justificada, cambió los alimentos de su menú.

Una fuente del centro penitenciario confirmó que la primera cena de Lozoya en prisión fue un sándwich de jamón con queso, ya que no había comido. Y su desayuno de este jueves fue huevo con jamón y atole, preparados al interior de la prisión.

Pero en las últimas 24 horas no solamente cambió el menú de Lozoya, también sus espacios, pues de estar en su casa y en restaurantes, ahora está en la celda de una prisión donde existe una sobrepoblación de 60 por ciento, con celdas de 4 metros de largo por tres de ancho, de acuerdo con autoridades capitalinas.

Lozoya está acusado de recibir 10 millones de dólares de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht para financiar la campaña del expresidente Enrique Peña Nieto en 2012.