Los asaltos a cuentahabientes han aumentado en los últimos meses hasta un 30%, por ello, los bancos deben prevenir la complicidad del personal interno con los ladrones de sus clientes o de las mismas sucursales; es fundamental que las instituciones bancarias contraten seguridad privada profesional.
Alejandro Desfassiaux, presidente del Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial, dijo que en el robo a negocios, en general, se ha detectado que el 60% de los casos, los cómplices han sido empleados.
Considerando a un banco como un negocio también, es lógico pensar que los cajeros u otros empleados estén coludidos con asaltantes, porque hay información de las personas que retiran dinero.
“Cómo va vestida o incluso, hacia dónde va en el caso de que hayan puesto sus datos en el comprobante de retiro o en el cheque que cambiaron, además de los movimientos internos o la entrega de efectivo”, dijo.
Dijo que también hay complicidad no intencionada de los bancos, cuando no cuentan con protocolos de seguridad y permiten que personas permanezcan en el interior de la sucursal, sin realizar alguna operación.
Aun cuando no cuenten con seguridad propia, lo cual es inexplicable siendo un lugar de altas posibilidades de riesgo, al menos el gerente de la sucursal debería supervisar esto, para que delincuentes o cómplices no permanezcan en el interior del banco vigilando movimientos, tomando nota de los mismos y compartiéndolos con terceros, explica el directivo del Grupo Multisistemas de Seguridad.
Desfassiaux también comentó que es urgente la contratación de seguridad privada profesional, ya que traería consigo importantes beneficios tanto para el banco como para sus clientes.
A nivel interno podría realizar una profunda certificación de su personal y evitar complicidad, sobre todo de los cajeros. “No imagino que no realicen exámenes de confianza previos a la contratación y, por supuesto, periódicamente después de la misma”.
Consideró que es necesario capacitar al personal bancario para saber cómo actuar ante una emergencia, porque no es lo mismo estar ante un intento de asalto en la sucursal con una nota intimidatoria que con un arma de fuego o bien, una amenaza de robo a cuentahabiente o a la unidad que traslada el dinero