Los Big Macs son un gran negocio para McDonald’s. La cadena de comida rápida vende alrededor de 2.5 millones cada día en el mundo. Ahora, una infografía que pretende divulgar lo que le sucede al cuerpo después de comer un Big Mac se ha hecho viral.
La información fue dada a conocer por el portal Fast Food Menu Price, que se dedica a publicar los precios de los menús de diferentes cadenas de restaurantes. Sus expertos afirmaron que el consumo de un Big Mac puede conducir a la deshidratación y al aumento de la presión arterial durante una hora. Vale la pena señalar que la infografía se basa en los ingredientes de la Big Mac disponibles para comprar en los Estados Unidos, pero la mayoría de éstos se encuentran en las que comen los mexicanos en cantidades igual o peores. La infografía que ya le ha empezado a dar la vuelta al mundo detalla lo siguiente:
PRIMEROS 10 MINUTOS
Nuestros cerebros prefieren alimentos altos en calorías. Esto viene de un instinto natural, ya que en los orígenes del hombre cuando la comida era escasa, esté aprendió a privilegiar aquella que tenía más calorías.
Un Big Mac regular, con queso y salsa contiene 540 kilocalorías y eleva el azúcar en la sangre a niveles anormales. Lo que es preocupante si se considera que en México tiene 486 kilocalorías, el 24 por ciento de la ingesta diaria recomendada. La comida chatarra provoca que el sistema de recompensa del cerebro se active liberando la sensación de “bienestar” a través de neurotransmisores como la dopamina, que produce placer. Este proceso funciona de una manera similar en el consumo de drogas como la cocaína y contribuye a un posible desarrollo de alimentación compulsiva.
DESPUÉS DE 20 MINUTOS
“¿Sabía que el pan del Big Mac tiene altos niveles de jarabe de maíz de alta fructosa y el sodio?”, reza la infografía. Ambos ingredientes son adictivos y el cuerpo, normalmente, anhela más. Estos dos son ingredientes nocivos que pueden causar enfermedades como la obesidad, diabetes y del corazón.
Un Big Mac en Estados Unidos se compone de 970 miligramos (mg) de sodio que le da su sabor salado. En México contiene 891 mg, esto representa el 37 por ciento del consumo diario recomendado. Esta enorme cantidad de sal puede estimular la deshidratación.
Con síntomas que imitan a los del hambre, es fácil entonces que se engañe al cuerpo haciéndole creer que está listo para comer una nueva ronda de hamburguesas. El exceso de ingesta de sodio hace que sea difícil para los riñones eliminar la sal. La sobredosis de sodio hace que el corazón trabaje más rápido para bombear la sangre, esto aumenta la presión arterial y en última instancia puede conducir a enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
DESPUÉS DE 40 MINUTOS
¿Hambre después de un Big Mac? Esto se debe a que se ha perdido el control del azúcar en la sangre, por lo que se antoja aún más la comida rápida. La primera vez que se consume una comida alta en calorías, el cuerpo responde con la expulsión de insulina que reduce los niveles de glucosa, y esto provoca hambre. El jarabe de maíz de alta fructosa en el pan del Big Mac se absorbe rápidamente por el tracto gastrointestinal, provocando picos de insulina y aún más grandes dolores de hambre. No obstante, a diferencia de Estados Unidos, la página de Mcdonald’s en México no específica si el pan lleva estos azúcares.
DESPUÉS DE 60 MINUTOS
Lenta digestión. Normalmente el cuerpo tarda entre 24 y 72 horas para asimilar los alimentos. Sin embargo, las hamburguesas toman mucho más tiempo, ya que son más grasientas. Un Big Mac puede tardar más de tres días para digerirse completamente. Se tarda aproximadamente 51 días para digerir las grasas trans. Y el Big Mac contiene 1.5 gramos de éstas.
Diferentes estudios han demostrado que las grasas trans pueden estar vinculadas a las enfermedades del corazón, obesidad, cáncer y diabetes. Por estas razones si se quiere disfrutar de un Big Mac, hay que tratar de hacerlo de forma ocasional.
Fuente: La Unión