Los rateros se cambian de rutas y de horarios para evitar que los atrapen o que los choferes se avisen y los busquen, dice.
Miguel vende alegrías por las mañanas en el transporte público, y cuando termina de trabajar, ayuda a los asaltantes.
Desde hace cinco años empezó con el negocio de venta en camiones. Se sube, hace sus grito de batalla ¡Lleve su barra, barra de amaranto, una 3 o dos por 5 pesos! Y a veces logra vender unas cuantas.
Algunos le compran, otros lo ignoran, pero todos los días vende cerca de 400 pesos. No le dice a Letra Roja dónde compra la mercancía ni cuánto invierte porque dice, todos van a querer hacer negocio.
Miguel conoce los números de los camiones, las marcas, el chofer que conduce, los dueños, la ruta, los horarios y hasta qué día descansan. Lo sabe mejor que los checadores.
En promedio, por hora sube a 20 o 25 micros con diferentes destinos, de los cuales un 95% son sus amigos. Muy pocos le niegan subir a vender y pocos son groseros con él.
La mayoría lo respeta, acaso porque ya tiene 57 años, de hecho platica, que en el mundo de los ambulantes de camiones, lo conocen como “Don Alegrías”.
Bien dicen que la información es poder y Miguel la ocupa para ayudar a delincuentes a cometer asaltos. “Muchos cábulas no quieren vender dulces, les da pena, quieren robar, es lo único que les sale bien y eso no les da pena” comenta mientras se rasca la parte baja del pantalón. Escupe.
“Ellos me preguntan una ruta y yo les digo a qué hora pasa el camión o por dónde se vienen, y ellos hacen “la báscula” (el robo)”, máximo dos por semana.
Se cambian de rutas y de horarios para evitar que los atrapen o que los choferes se avisen y los busquen.
“Ellos “trabajan” en otros lados y vienen cada dos o tres meses, casi siempre en quincena. A mi luego no me dan nada, pero hay unos que si me dan mis doscientos o me compran mercancía”.
Miguel no se siente culpable de ayudar a los asaltantes, dice que no lo hace por dinero, pero sí le gusta que le lleven mercancía porque ahorra para comprar el coche que tanto quiere. Por las mañanas vende alegrías y por la tarde organiza asaltos.
Fuente : Letra Roja