Pobladores de Kanunga, lugar donde se suscitó el tenebroso acto dijeron que los seguidores del falso profeta apenas hablaban
Las condiciones de vida que se desarrollan en las grandes civilizaciones humanas, mezcladas con un vertiginoso ritmo de vida han modificado nuestro comportamiento. Algunas de las afectaciones más evidentes se muestran en la salud. Son innumerables las consecuencias físicas que una mala calidad de vida produce sin embargo, en las últimas décadas, los problemas psicológicos y emocionales se han vuelto también una problemática de salud pública.
Estos padecimientos son causantes de otros problemas de salud pública y uno de los más graves es el instinto suicida que algunas personas desarrollan.
A pesar de que quien recurre a esta salida solamente atenta en contra de su propia vida, en muchas culturas, el suicidio es considerado una práctica indigna. En el cristianismo, por ejemplo, está considerado un pecado mortal y un obstáculo irredimible en el camino al ‘paraíso’.
Sin embargo, en cuestiones prácticas, quitarse la vida también puede ser una acción empleada como manifestación a favor o en contra de algo. Históricamente se han documentado cientos de casos en los que grupos de personas deciden quitarse la vida multitudinariamente. Esta acción es conocida como suicidio colectivo.
Cementerios colectivos, impulsados por cultos religiosos
Aparentemente, este tipo de sucesos se encuentran íntimamente relacionados con la ignorancia o el fanatismo de quien ‘decide’ autoflagelarse de manera letal e irremediable. Los mayores suicidios colectivos registrados están ligados con creencias religiosas y otros cultos, aunque un evento tan macabro suele estar acompañado de grandes cantidades de misterio.
Uno de los suicidios masivos más recientes se dio cuando recién comenzaba el milenio, en marzo del 2000 para ser precisos y sucedió en Africa cuando 800 ugandeses decidieron prenderse fuego dentro de una iglesia, luego de que Joseph Kibweteere, profeta de la comunidad les prometiera encontrarse con Jesucristo luego de exhalar su último aliento en aquel templo.
Pobladores de Kanunga, lugar donde se suscitó el tenebroso acto dijeron que los seguidores del falso profeta apenas hablaban, lo que fue aprovechado por Kibweteere para infundirles terror sobre el supuesto fin del mundo que, según el pastor llegaría con la entrada del año 2000.
Pero este no es un problema exclusivo de otros continentes, pues contrario a lo que se podría pensar, en el americano también se han registrado grandes auto-masacres. Uno de los suicidios colectivos más grandes de la historia fue registrado en el sureste de Sudamérica, en Guyana, país colindante con Brasil y Venezuela.
El escalofriante hecho, que dejó más de 900 muertos, entre ellos niños y bebés, fue dirigido por Jim Jones, un evangélico estadounidense que convenció a una congregación completa de beber un cianuro, uno de las sustancias más venenosas para el cuerpo humano de las que se tenga registro, para “evitar la agonía y el sufrimiento” que suponía la vida.
Sociología del suicidio
Émile Durkheim, reconocido como uno de los sociólogos más importantes en la historia dedicó una parte de su trabajo al suicidio, estudiándolo como un comportamiento individual que se encuentra directamente ligado con los fenómenos sociales que lo preceden.
Para Karen Escamilla, socióloga de la Universidad Autónoma Metropolitana, las teorías del francés son perfectamente aplicables en el análisis de estos suicidios colectivos pues quienes tomaron la decisión de cortar de un tajo las raíces de su vida fueron propiamente dirigidos por la vida misma a la desesperación que tendría como desenlace la fatal decisión.
“Es como si las condiciones de vida que tuvieron esas personas hubieran sido acomodadas para que todo terminara de esa manera”, asegura la experta mientras observa las fotografías de los cuerpos calcinados en Kanunga y las de los cientos de cadáveres hallados en Guyana.
Asimismo, la psicóloga dice estar convencida de que el suicidio es generalmente provocado por otros seres humanos. “Quienes presentan comportamientos suicidas generalmente se encuentran molestos con otra u otras personas, lo que les provoca tales sentimientos […] uno no conoce las condiciones de vida que ellos llevaban antes de cometer los suicidios masivos y en esas condiciones se encuentra la explicación”, afirma.