Todos tenemos un artista o una banda favorita al que queremos ver en concierto, hacemos lo que sea con tal de estar ahí. Hay veces que pagamos mucho dinero con el fin de tener una entrada asegurada al evento.
El día de ayer se presentó una de mis bandas favoritas “Radiohead” en el Palacio de los Deportes, la verdad no contaba con un boleto para entrar, pero llegué unas horas antes al evento para ver si podía conseguir alguno.
Así que caminé y caminé, buscando quién podía venderme una entrada pero había revendedores ofreciendo boletos a precios por las nubes. La gente que estaba en la misma situación que yo pasaba desesperada y les compraba a estas personas; la calle ya estaba llena para ingresar, ya todos tenían boleto menos yo.
Comencé a desesperarme porque pronto empezaría el concierto y de repente eschuché los gritos a lo lejos Tom Yorke había salido y yo seguía afuera. La mala suerte no terminó, esto me pasó:
- Me acerqué con un revendedor y le pregunté los precios de los boletos
- Me dijo que cuál sección buscaba
- Yo simplemente respondí que buscaba el más barato que tuviera
- El hombre me alejó de las demás personas y sacó los boletos
- Me pidió el dinero que yo ofrecía y sin dudarlo se lo di
- Lo noté dudoso al mostrar de frente los boletos
- No presté atención a eso, mi desesperación por entrar era lo que más importaba
- Tomé los boletos rápidamente
- El revendedor me llevó a la entrada
- Me dijo: “Con confianza”
- Yo feliz llegué a la entrada y ahí me di cuenta que me habían estafado
- Los boletos eran del partido entre America y León -que además fue gratuito-, no de Radiohead.
Al parecer, todo esto se logró por muchos errores míos, lamentablemente por no poner atención. Esta forma de robo es muy sutil, te ponen la mejor trampa en tus 5 minutos de distracción.