La visita de la máxima figura que representa al Vaticano en México, Franco Coppola, hace unas semanas a nuestro país no fue en vano, ya que sirvió para dar un “jalón de orejas” a figuras eclesiásticas como el cardenal Norberto Rivera por sus declaraciones en contra del matrimonio igualitario.

El monseñor fue claro en decir que se debe apoyar la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto ya que así lo marca la Constitución y también fue claro en reprobar las declaraciones homofóbicas por parte de la iglesia mexicana como las dadas por el cardenal Rivera a través del artículo publicado en el semanario “Desde la Fe”.

Las acciones para frenar el conflicto que tienen la iglesia y la comunidad gay del país fueron claras y concisas. Primero monseñor Coppola se dirigió hasta Palacio Nacional para hablar con el presidente de la República y dar carta abierta a su propuesta del matrimonio igualitario en México. Como segunda medida el representante del Papa parece que sostuvo una conversación con Norberto Rivera ya que este se retractó de la forma despectiva en que se refiere a la comunidad LGBTI llamándolas ahora “personas con preferencias hacia el mismo sexo”. Por último en un anuncio dado en la Basílica de Guadalupe, Coppola desautorizó públicamente la ofensiva antigay por parte de los líderes de la iglesia así como la de grupos conservadores de la sociedad mexicana.

Queda claro que la visita del nuncio a nuestro país no fue gratis ya que dejo fuera de la jugada al mismo cardenal.