Enrique Anastacio Cristóbal, quien en sus ratos libres tocaba y componía canciones, pensaba contraer matrimonio este diciembre, pero la muerte le llegó de manera cruel.
El miércoles 30 de noviembre, personas armadas lo privaron de su libertad cerca de su domicilio en la colonia Las Antenas, y este domingo 4 de diciembre, su cuerpo apareció tirado junto con otros dos en la avenida Juan N. Alvarez, a cien metros del zócalo de Chilpancingo.
Anastacio era músico y trabajaba en el gobierno del estado, y los otros dos que aparecieron junto con él (con huellas de tortura) eran meseros de una pozolería.
“Les rogamos a las personas que lo tienen que lo dejen en libertad porque él a nadie le ha hecho daño; él no es una persona mala”.
Expresó un familiar de Enrique en la radio XEUAG el pasado sábado 3 de diciembre, un día antes de que fuera hallado muerto.
Compañeros de trabajo de Enrique cuentan que él y sus familiares son originarios de la localidad indígena Na Savi de Cochoapa el Grande, pero optaron por irse a la comunidad de Llano Largo, municipio de Igualapa, en la Costa Chica de Guerrero.
Varios hermanos de Enrique se fueron a Estados Unidos, pero él prefirió irse a Chilpancingo a estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG).
Durante el tiempo que estuvo en la UAG vivió en distintas casas de estudiante.
Para sostener sus estudios, se dedicaba a recorrer las pozolerías guitarra en mano.
Tras terminar la licenciatura, Enrique Anastacio encontró trabajo en el Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado de Guerrero (Copladeg), aunque seguía componiendo.
Hace cinco años, se apuntó en el concurso La Voz…México, pero no tuvo suerte.
Este diciembre ya tenía el compromiso de casarse. El domingo, su novia estaba inconsolable en el Servicio Médico Forense.
Con información de Periódico La Voz.