La calidad de las mascarillas faciales que usan los trabajadores de la salud marca una gran diferencia en el riesgo de infección por coronavirus, según una investigación de Cambridge University Hospitals NHS Foundation Trust. Usar una máscara de alto grado conocida como FFP3 puede brindar hasta un 100% de protección.

Por el contrario, existe una probabilidad mucho mayor de que el personal que use máscaras quirúrgicas estándar contraiga el virus. Los organismos profesionales llevan mucho tiempo haciendo campaña para que el personal reciba un mejor equipo de protección personal.

Los datos se recopilaron durante un programa de pruebas periódicas para Covid en el fideicomiso. Los resultados se publican en un artículo preimpreso que no ha sido revisado por pares.

Durante la mayor parte del año pasado, el hospital siguió las directrices nacionales que especifican que los trabajadores de la salud deben usar máscaras quirúrgicas, excepto en algunas situaciones limitadas.

Aunque son resistentes a los fluidos, estas máscaras son relativamente endebles y holgadas y no están diseñadas para filtrar aerosoles infecciosos: pequeñas partículas de virus que pueden permanecer en el aire y que ahora son ampliamente aceptadas como una fuente de infección por coronavirus.

El estudio encontró que el personal que atiende a los pacientes con Covid en las salas “rojas” enfrentaba un riesgo que era hasta 47 veces mayor que los de las salas “verdes” o que no eran de Covid.

El investigador principal, el Dr. Mark Ferris, especialista en salud ocupacional en el hospital, dijo que el personal estaba recibiendo Covid a pesar de hacer todo lo que se les pedía en términos de control de infecciones.

Entonces, cuando la segunda ola de la pandemia comenzó a golpear en diciembre pasado, los gerentes de Cambridge tomaron una decisión local para mejorar la protección en las salas rojas.

“Lo único que quedaba por probar que podía marcar la diferencia eran los respiradores FFP3, y lo hicieron”, dijo el Dr. Ferris. Las máscaras FFP3 se ajustan perfectamente y están diseñadas específicamente para filtrar aerosoles.

En las semanas posteriores a este movimiento, la tasa de infecciones entre los trabajadores de la salud en las salas rojas se redujo espectacularmente, cayendo rápidamente al nivel experimentado por el personal en las salas verdes donde no había pacientes con Covid.

El estudio concluye que “los casos atribuidos a la exposición en la sala disminuyeron significativamente, con los respiradores FFP3 proporcionando una protección del 31 al 100% (y muy probablemente el 100%) contra la infección de pacientes con Covid-19”.

Es probable que cualquier caso restante se deba a la propagación en la comunidad, más que en el hospital. El documento dice que las mascarillas quirúrgicas resistentes a los fluidos eran “insuficientes” para proteger a los trabajadores de la salud.

El Dr. Mike Weekes, de la Fundación de Hospitales NHS de la Universidad de Cambridge, quien también trabajó en el estudio, dijo que el trabajo brinda “algunas pruebas del mundo real de que las máscaras FFP3 son realmente efectivas y más efectivas que las máscaras quirúrgicas”.

Añadió: “Claramente, es un estudio relativamente pequeño en un fideicomiso y, por lo tanto, necesitamos ver estos hallazgos replicados en otros lugares.

“Pero dada la diferencia en los resultados que hemos visto, como una especie de efecto del principio de precaución, lo que deberíamos pensar es cambiar para usar máscaras FFP3 para cualquier persona que atienda a un paciente con coronavirus”.