Es normal que, por el uso, las actualizaciones, las descargas de aplicaciones y el desgaste general los teléfonos móviles dejen de ofrecer el rendimiento que tenían cuando eran nuevos. Sin embargo, existe lo que se conoce como obsolescencia programada, es decir cuando la marca, de manera deliberada, hace que el dispositivo comience a fallar con la intención de que el usuario lo reemplace. Por dicha práctica Apple enfrenta una nueva demanda.
Un grupo de defensa del consumidor en Europa presentó la demanda afirmando que la compañía afectó intencionalmente los iPhones más antiguos en Italia. De acuerdo con el medio TechCrunch, los afectados están exigiendo en compensación unos 60 millones de euros (aproximadamente 73 millones de dólares), es decir, alrededor de 60 euros por dispositivo, unos mil 500 pesos, la cantidad promedio que los consumidores pagaron para reemplazar las baterías de sus dispositivos.
Los demandantes son dueños de modelos de iPhone 6, 6 Plus, 6S y 6S Plus vendidos en Italia entre 2014 y 2020.
“Cuando los consumidores compran iPhones de Apple, esperan productos de calidad sostenible. Desafortunadamente, eso no es lo que sucedió con la serie iPhone 6. No solo los consumidores fueron defraudados, y tuvieron que enfrentar la frustración y el daño financiero, desde un punto de vista ambiental también es absolutamente irresponsable”, dijo Els Bruggeman, jefe de política y cumplimiento de Euroconsumers, en un comunicado.
Euroconsumers presentó dos demandas similares en diciembre en nombre de las organizaciones miembro Test-Achats en Bélgica y OCU en España. El grupo dijo en un comunicado de prensa que planea una cuarta demanda en Portugal.
Sin embargo Apple, mediante una declaración que envió al medio The Verge, afirmó: “Nunca hemos, y nunca haríamos, nada para acortar intencionalmente la vida útil de ningún producto de Apple o degradar la experiencia del usuario para impulsar las actualizaciones de los clientes. Nuestro objetivo siempre ha sido crear productos que a nuestros clientes les encanten, y hacer que los iPhones duren el mayor tiempo posible es una parte importante de eso”.
No es la primera queja de este tipo
Cabe recordar que Apple llegó a un acuerdo de 500 millones de dólares en los Estados Unidos en marzo de 2020, después de admitir que ralentizó los iPhones más antiguos. Así fue como compensó a los consumidores que compraron un iPhone 6 o 7 que, tras la demanda, fueron acelerados para preservar la duración de la batería.
La controversia viene de cuando los consumidores, en 2017, descubrieron que una actualización de iOS afectaba las velocidades del procesador a medida que las baterías del iPhone envejecían. Apple no reveló entonces a los consumidores que existía una función destinada a abordar problemas con el rendimiento de los teléfonos por lo que decidieron comprar un nuevo modelo cuando el problema podía resolverse simplemente reemplazando la batería.
La compañía acordó un segundo acuerdo en noviembre pasado, esta vez con 34 estados de los Estados Unidos por 113 millones de dólares. En ese entonces los fiscales generales dijeron que Apple “entendió completamente” que al ocultar la ralentización intencional de los teléfonos más antiguos, la empresa podría beneficiarse de que la gente comprara teléfonos nuevos en lugar de reemplazar las baterías.
A pesar de que compensó a los afectados, según los términos del acuerdo, Apple no tuvo que reconocer que actuó ilícitamente ni violó leyes, aunque sí tuvo que aceptar proveer “información verídica” durante los próximos tres años sobre el manejo energético de los iPhone en su sitio web y en las notificaciones de actualizaciones.