A Andrés Manuel López Obrador no le gusta entrar por puertas secretas ni acostumbra viajar en vehículos con cristales polarizados. Es de los que bajan la ventanilla cuando alguien se acerca a saludarlo.
Como presidente electo podría ser resguardado por el Estado Mayor Presidencial, cuerpo de élite que se ha encargado en las últimas décadas de la seguridad de los titulares del Ejecutivo y organizar la logística de los eventos presidenciales.
Sin embargo, ha rechazado esa seguridad y únicamente viaja con sus dos choferes, Cuauhtémoc y Roberto Rojas, una sombra para él desde que sale y entra a su casa en la colonia Toriello Guerra, en Tlalpan.
Fungen como choferes, encargados de logística de la llegada de López Obrador a eventos y hasta como guardaespaldas, si es necesario. Son la única línea de seguridad para el próximo presidente.
En calles, avenidas principales y vías rápidas de la Ciudad de México, es común ver el auto blanco Jetta del político de Tabasco con él como copiloto. Más común es que las personas se le acerquen aprovechando el alto de los semáforos para saludarlo, tomarse selfies o platicar unos segundos con él sin ningún tipo de restricciones.
Incluso se da tiempo para bromear con los transeúntes y automovilistas. El 3 de julio, dos días después de que ganara las elecciones el tabasqueño circulaba en su automóvil y en un alto se encontró con un grupo de mujeres, a quienes les preguntó: “¿Cómo están las nenas?” Ellas le gritaron: “¡Presidente, presidente!”.
Imágenes como esa han marcado la etapa posterior a la elección: un López Obrador expuesto, transparente con sus actividades como presidente electo y hasta vulnerable ante algún incidente.
Durante el último mes, ciudadanos que acuden a la casa de transición en la colonia Roma le han pedido encarecidamente que se cuide y que tenga mayor seguridad. López Obrador no responde a eso, pero sí se acerca a la puerta de la casa en Chihuahua 216 para saludar a quienes llegan de distintos puntos del país; les besa la mano a los adultos mayores y los abraza muy efusivo.
En esta oleada de gente que lo visita para pedir trabajo, soluciones a problemas o sólo saludarlo, se han desbordado pasiones. Los visitantes se arremolinan y avientan contra el Jetta blanco, que ya tiene varias abolladuras, muestra de la fuerza con la que los ciudadanos se empujan para ver al tabasqueño.
Algunos intrépidos de plano meten medio cuerpo a la ventanilla del copiloto, donde viaja López Obrador, para tomarse una selfie o pedir encarecidamente que atienda sus asuntos. Aun así, él no se inmuta: lo toma con calma, atiende a algunos y a otros los manda con la encargada de atención ciudadana, Leticia Ramírez.
El sábado, al concluir la jornada laboral, el tabasqueño se acercó a la puerta para saludar a sus seguidores, y uno de ellos le gritó que los sábados no trabaje porque es “día del Señor” y lo puede castigar. “Pueden venir más sismos en el nombre de Dios. Vengo a decirle: trabajamos el domingo, no el sábado”, gritó desesperado.
Segundos más tarde, cuando el presidente electo ya había abordado su auto para salir, los empujones provocaron que dos hombres cayeran al suelo, mientras que uno más quitó, en un plan agresivo, a todas las personas para tomarse una foto con el presidente electo.
Escenas como esas son cada vez más comunes. Hace unos días, un hombre de Chiapas, con sus dos hijos menores de edad, le pidió apoyo, y al no encontrarlo lloró frente a él de desesperación porque no encuentra empleo ni cómo alimentar a sus pequeños.
A pesar de los inconvenientes que algunas veces provocan incidentes, el presidente electo se niega a ser escoltado o tener la seguridad del Estado Mayor Presidencial. En cambio, ha nombrado al empresario libanés Daniel Asaf como coordinador de una “ayudantía”; es decir, un grupo de 20 personas que lo protegerán, le brindarán seguridad y lo apoyarán en la logística de los eventos, pero sin armas.
El grupo estará compuesto por abogados, médicos, ingenieros, entre otros, con un nivel de preparación alto y que tendrán capacitación en diversos temas. En el equipo también se encuentra David León, ex colaborador del gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, y también otrora vocero del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
A partir del 16 de septiembre el cuerpo de seguridad viajará con él a una gira por todo el país para dar a conocer su plan de desarrollo.