Hugo Valdemar Romero, vocero de la Arquidiócesis de México, aseguró que cuando termine su gestión, el cardenal Norberto Rivera Carrera dejará una Arquidiócesis “unida y fortalecida”, aunque reconoció que hay grandes retos de “evangelización”.
Al hacer un balance sobre el arzobispado, Valdemar Romero señaló que impulsar las vocaciones sacerdotales y trabajar en una pastoral que responda a una ciudad tan plural representan grandes restos para la Arquidiócesis de México.
“La promoción de las vocaciones sacerdotales, porque las que tenemos, son insuficientes hace falta trabajar en ese aspecto y trabajar en una pastoral que responda a una ciudad tan grande, tan plural, tan secularizada, donde se tienen grandes retos de evangelización”, subrayó el presbítero.
Señaló que hay muchos rasgos positivos de la gestión de Rivera Carrera, como fue la gestión de la Basílica de Guadalupe al establecer estatutos de gobierno, la construcción de la Plaza Mariana, la Casa del Peregrino, la canonización de Juan Diego, de la que fue el principal promotor; así como la apertura de un seminario para formar a sacerdotes que quieran ejercer su ministerio en Estados Unidos.
Valdemar Romero aseguró que el arzobispado del cardenal Rivera se fortaleció al dejar un organigrama “muy amplio y muy claro, se asegura a los sacerdotes quienes antes no estaban asegurados, estaban en el desamparo, todos tenemos ahora un seguro médico y por supuesto implemento la propuesta”.
“Deja la Arquidiócesis en un muy buen momento con mucha tranquilidad con sacerdotes que están trabajando, una arquidiócesis en paz, sin divisiones, unida, creo que es un balance muy positivo”, dijo.
Datos del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (Siame) señalan que en sus poco más de dos décadas al frente del arzobispado ha mantenido constante contacto con los fieles en varias acciones, como las visitas constantes a las vicarías en toda la Ciudad de México.
Ha realizado varias tareas en favor de grupos vulnerables, como la instalación de un comedor comunitario para indigentes y migrantes en la Catedral Metropolitana, donde diariamente sirven alrededor de 300 raciones de alimentos.
Se resalta su labor con los presos por la visita que realiza cada año a penales de la Ciudad de México en vísperas de la celebración de la Navidad, donde oficia una misa y da mensajes de paz y esperanza a las personas en conflictos con la ley, a fin de coadyuvar a su reintegración a la sociedad.