Donde las cosas están peor que nunca es en el proceso de elección interna de la próxima dirigencia del Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México. La intervención del actual secretario general, Abraham Saroné Campos y de la ex dirigente de ese gremio, Trinidad Franco Arpero, han contaminado gravemente lo que se suponía era un asunto exclusivo de la base magisterial en pleno uso de sus derechos sindicales.
Abraham Saroné Campos metió “la cuchara” completa este fin de semana a favor de la planilla denominada Base Magisterial, y su candidato a “Delfín”, Juan Manuel Uribe Navarrete, no solamente organizando reuniones, fiestas, kermeses y hasta borracheras a favor de su “gallo”, sino, además, ahora hasta pagando publicidad en televisión para promocionar a su planilla.
Por supuesto que los maestros mexiquenses no son tontos, mucho menos inocentes, y observan claramente cómo se viola una y otra vez toda norma electoral, desde el Estatuto interno de ese sindicato, el cual está siendo tratado como “liga” por Saroné Campos y su dizque Órgano Electoral Independiente que nombró “a modo” para manosear la elección interna, y nadie tampoco va a creer que un simple candidato a dirigir un sindicato va a tener dinero suficiente para pagar publicidad en la transmisión de un partido de futbol soccer por televisión, menos un América vs Puebla.
Al tiempo, pero es un hecho que la reacción de la base magisterial no será positiva, menos a favor de lo que pretende el actual dirigente del SMSEM, que no es otra cosa que perpetuarse en el poder a través del clásico “títere” político, como es el caso del profesor Juan Manuel Uribe Navarrete.
Por lo que hace a la ex dirigente, ya jubilada, Trinidad Franco Arpero, condición que la excluye legalmente de la elección que es solamente para maestros en activo, pues las cosas son todavía peores, pues además de violar a todas luces el Reglamento del proceso, le ha dado por “invertir” activamente no en una planilla, sino en dos, como si no tuviera confianza suficiente en un solo candidato y trata de “amarrar” por cualquier lado que pueda.
La maestra “Trini”, como con respeto le conocen y nombran muchos de sus allegados, también le está metiendo dinero, gente, recursos materiales y todo lo que sea necesario a favor de la misma planilla Base Magisterial, la “oficial”, como algunos la conocen, pues pactó con Abraham Saroné Campos algunas carteras para la gente de Franco Arpero, si es que ganan por esa ruta.
Pero no solo va por ahí, pues creó su propia planilla, para jugarle rudo a Abraham Saroné Campos, pues lo que busca es ganar sola y no tener que ceder absolutamente nada al actual secretario general del SMSEM. Así creó que planilla denominada Esperanza Sindical, que postula a la profesora Magda Méndez Navarro, una de sus incondicionales, a través de quien pretende también nuevamente mandar en el sindicato que agrupa oficialmente a 106 mil maestros estatales en el Estado de México.
La intervención directa e indirecta de Franco Arpero ha puesto en riesgo la elección, pues no es solamente que intente manipular la conciencia sindical, sino que, por fuera, dicen, opera a favor de la maestra Delfina Gómez Álvarez, personaje destacado del Movimiento de Regeneración Nacional, partido político que por distintos medios intentó desde el principio ser partícipe de esta elección y, por supuesto, “quedarse” con el sindicato de maestros mexiquenses en sus filas.
Hay que recordar que Delfina Gómez Álvarez, hoy Senadora de la República y próxima delegada estatal del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el Estado de México, comenzó precisamente en eso de la política cuando fue Delegada Sindical en Texcoco, precisamente durante la gestión de Trinidad Franco Arpero, cuando era secretaria general del Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México.
Como se observa, la elección en el SMSEM se convirtió ya en una peligrosa bomba Molotov que de un momento a otro podría estallar y dejar severos daños políticos, sociales y educativos en esta entidad, por lo que habría que tener mucho cuidado de lo que ahí sucede. ¿O no?