Alrededor de 70 viviendas localizadas en la colonia Lomas del Rubí, al suroeste de Tijuana, colapsaron la mañana del sábado. Un desplazamiento de tierra dejó a decenas de familias sin hogar y las calles repletas de escombros.
Desde hace más de dos semanas los residentes del lugar vieron colapsar una a una sus viviendas. Desde que comenzó la primera, el 19 de enero pasado a la fecha, la dirección municipal de Protección Civil ha contado un total de 70 casas afectadas.
La dependencia informó que a 51 de las viviendas les fueron colocados un engomado color rojo, que significa riesgo inminente por lo que esas familias tuvieron que desalojar sus casas, el resto de las viviendas afectadas estaban deshabitadas o se trataban de terrenos abandonados.
Residentes del fraccionamiento, como Mariana, narraron que el problema inició el 19 de enero pasado cuando escucharon un estruendo. Ese viernes eran entre 3 y 5 de la tarde cuando el sonido como de una explosión los alertó, unas grietas en la casa de una de las vecinas de la calle Ignacio Ramírez encendieron las alarmas.
Algunos llamaron al número de emergencias local, 911, y a los minutos llegó personal de Bomberos y de Protección Civil de Tijuana, desde ese momento comenzó la evaluación de riesgos de las casas en esa demarcación para confirmar si existía algún peligro.
Desde esa fecha medio centenar de casas fueron etiquetadas como sitios de alto riesgo, decenas se han caído y la cuenta sigue porque los movimientos de tierra que ocasionaron los deslizamientos continúan sin que alguna autoridad pueda advertir cuándo terminará.
Mariana tiene más de 30 años que vive en una de las casas que terminó por colapsar la tarde del sábado. Con ella vivían su hermano, su mamá y dos sobrinos. De la casa que conoció prácticamente desde que nació ya no queda nada. Dijo que la tierra primero la partió a la mitad y luego se la tragó.
“En medio del patio quedó como una zanja gigante es como de película de terror, estamos casi seguros que esto tienen que ver con unas explosiones que escuchamos antes del primer colapso, están haciendo casas y limpiaron el cerro con pólvora, eso le quitó peso y ahora las casas se vinieron abajo”, lamentó.
Personal de la Comisión Estatal de Derechos Humanos trabaja en el fraccionamiento para confirmar que las autoridades atiendan el problema y resuelvan las necesidades de la gente, una de las más urgentes: la seguridad.
Romuel Hernández vive en la calle Reforma de 1917 del mismo fraccionamiento, desde hace 24 años llegó a esa demarcación y su familia también decidió irse antes de que la casa se les viniera encima, como le paso a una de sus tías, que logró salir pero lo perdió todo durante la mudanza.
“Nos fuimos antes y tuvimos suerte, pero otros no tanto. A unos vecinos les robaron sus cosas porque se fueron y no lograron sacar nada de sus cosas y ahora que poco a poco han venido a recogerlas ya vinieron a saquearlos”, advirtió.
Ricardo Torres es otro de los vecinos afectados, desde hace más de 20 años su familia llegó a vivir al fraccionamiento y ahora se tuvieron que ir. Aún desconocen qué provocó el movimiento de tierra que prácticamente hizo desaparecer tres calles casi completas, mientras viven con familiares y rescataron algunas de sus pertenencias, las más indispensables, que terminaron desperdigadas entre uno y otros vecinos.
La Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología de Tijuana trabaja con el apoyo de geólogos para elaborar un dictamen que explique la causa del movimiento de tierra, pero mientras el municipio entrega una respuesta las familias se preguntan quién resp