En Oaxaca, el alcalde de San Miguel Chimalapa, Fernando Miguel Contreras, acumula colchas, casas de campaña y catres con el logotipo de Protección Civil en la oficina municipal.
Esta acumulación se da mientras en otras zonas del Istmo, como en Juchitán, los damnificados han peleado por despensas, utensilios domésticos y ropa.
El periódico Reforma logró documentar que existen donaciones apiladas en el despacho del presidente municipal, mismo que enfureció al darse cuenta que su abuso era fotografiado y videograbado.
“Aquí nos regimos por usos y costumbres”, señaló el alcalde. “Y es que no puede usted entrar nomás porque quiera entrar y como si llegara a su casa”.
“Si yo voy a entrar a su casa, ¿a quién le voy a pedir permiso? Al dueño de la casa. Yo soy presidente y, aunque viniera Peña Nieto, donde quiera, si el pueblo dice que no entra, no entra”, acusó Miguel Contreras.
El diario también difundió un video de la ayuda escondida que se puede ver aquí.
Destaca que desde que comenzó la emergencia por los terremotos del mes pasado, el gobierno federal determinó que únicamente el Ejército y la Marina serían los encargados de entregar la ayuda humanitaria a los afectados para evitar el uso político.
Pese a esto, en dicha localidad marginada y con problemas agrarios latentes de la región del Istmo de Tehuantepec, las Fuerzas Armadas sólo se dedican a vigilar la zona a bordo de camionetas oficiales, y en algunos casos, circulan con despensas con el logotipo de la Cruz Roja.
Los mismos vecinos de la localidad aseguraron que el alcalde maneja con discrecionalidad los programas de empleo temporal y el censo de casas afectadas.
“Todo mundo sabe que el Presidente Municipal está ayudando principalmente a su familia, a su tío, tía, hermanos y la regidora tiene en la lista a su familia para construir, mientras que esta gente no aparece en el censo”, acusó Gustavo Gutiérrez, quien es uno de los damnificados por el terremoto.
Este ciudadano comentó que de las 100 casas que resultaron con pérdida total, solamente se construirán 13 viviendas con la ayuda del gobierno federal y local. Además, la mayoría de las construcciones que se harán serán en predios de la familia del alcalde.
Otro de los pobladores damnificados, Jesusita Sánchez, habló sobre el “respeto” que le deben tener al edil, a quien deben saludar o hacer una reverencia cada vez que lo ven.
Las peleas que han ido en aumento se dan porque los pobladores buscan tener un campamento seguro y buscan reconstruir sus casas colapsadas.
Por si fuera poco, la mayoría de los pobladores sigue viviendo en la calle, lo cual genera conflictos por adquirir una lona, casas de campaña o catres para dormir a la intemperie por temor a las réplicas.