Ciudad de México.- Es más fácil que caiga un hablador que un cojo. ¿Dónde queda la tan mentada lucha anticorrupción que tanto cacarea Enrique Ochoa Reza, si su partido es donde más pulula la podredumbre?

Un diputado del Partido Revolucionario Institucional acusado de homicidio recibe amparo para mantener el fuero y que no sea tocado por la ley.

Hermoso, ¿no?

El diputado local con licencia, Saúl Beltrán Orozco, acusado de homicidio calificado en agravio de un ex trabajador del ayuntamiento de San Miguel Totolapan, recibió un amparo por parte de un juez federal, Jacinto Figueroa Salmorán.

Según el leguleyo ‘existen inconsistencias’ en la orden de detención que en su momento giró la juez de la Primera Instancia en Materia Penal del Distrito Judicial de Cuauhtémoc.
“No se valoraron la totalidad de las pruebas para determinar la participación del imputado en los hechos y sólo se fundamentó en testigos que coinciden en que por rumores conocidos en su comunidad saben que Saúl Beltrán presuntamente está implicado en los hechos”, sostuvo.

El asesinato ocurrió el 24 de septiembre de 2014, cuando el diputado local fungía como alcalde priista de ese municipio de la región de Tierra Caliente.

Cabe mencionar que este juez fue amonestado en 2013 y 2014 por falta de profesionalismo, incumplimiento de las disposiciones relacionadas con el servicio público y deficiencia en el servicio.

El priista es compadre de Raybel Jacobo de Almonte, el Tequilero, líder del narcotráfico.

El buen juez por su causa empieza, y Enrique Ochoa Reza, presidente del PRI, no es más que ‘de dientes para afuera’. El ataque a la corrupción no es más que una simulación.