“Lalo es muy impulsivo, tiene un carácter muy impulsivo, él es muy transparente, pero toda la gente piensa que es sangrón, pero es un tipazo, lo que pasa es que tiene mucha ira y mucho coraje”, dice Gabriel Soto. “Eduardo no tiene muy buena relación con la prensa, pero es que tiene la mecha muy cortita”, dice la periodista Martha Figueroa. “Eduardo Yáñez es un niñote”, dice Galilea Montijo.
Todas estas personas hablaron sobre Eduardo Yáñez en 2011 para un programa de la periodista Aurora Valle en Televisa. Y Galilea Montijo no pudo decirlo mejor. Eduardo Yánez es un “niñote”, y fue allí, de la niñez, donde el mismo Eduardo Yáñez reconoce que forjó su mal carácter:
“Siempre he tenido temperamento, desde muy chavo. En la vida tú puedes crecer con temores, pero llega un momento en que te tienes que defender y el temor se convierte en un arma, un arma de ataque”, dijo el actor en el mismo programa de Televisa.
Una niñez difícil
Aurora Valle cuenta en su programa que Eduardo Yáñez no tuvo papá, y su mamá, María Eugenia Luévano, era muy pobre, no tenía quien le ayudara a cuidarlo y, por eso, debía llevarlo a su lugar de trabajo con ella: el Palacio Negro de Lecumberri, el penal más seguro de México entre 1900 a 1976. Su mamá era celadora allí y Eduardo Yáñez recuerda así esta etapa de su vida:
“Fui muy bien tratado por las presas y los mismos presos que había allí. Era un mundo muy especial, que te hace introspectivo, que te hace valorar la libertad, conoces personas con tantos carácteres humanos, tan diferentes, que hace que tus sentimientos se sensibilizen.
A tan temprana edad las imagénes de esa época para mí son muy claras, son difíciles de olvidar y no las quiero olvidar”.
Además de pasar su niñez entre criminales, Eduardo Yáñez pasó por muchos otros malos momentos: su mamá tuvo dos hijos más con otro hombre –medios hermanos de él que ya están muertos–, del que Eduardo dice: “Tengo imágenes muy desagradables con este hombre que era pareja de mí en cuanto a su trato con nosotros”.
Cuando esa relación terminó, Eduardo debió ayudar a su mamá en el sustento del hogar y trabajó como vendedor ambulante de gelatinas y helados, mesero y embolador de zapatos. Antes de llegar a la actuación, por ayuda del actor Ernesto Alonso, intentó convertirse en estrella del fútbol américano en el equipo Los carneros, y en el que, afirma, conoció a sus grandes amigos de la vida, “mis verdaderos hermanos”, afirma.
Antes de darle una cachetada al reportero Paco Fuentes, del show El Gordo y La Flaca, Eduardo Yáñez le dijo: “Tú no eres el vínculo de nada ‘brother’ y ya no me faltes al respeto”.
En la entrevista con Aurora Valle, Eduardo Yañez habla una y otra vez del respeto y saca como excusa su niñez. De hecho, le recordó a la periodista el día que una experta en grafología fue a su programa y analizó su caligrafía: “Yo firmé un autógrafo y una señora se puso a decir que a mí sólo me interesaba el dinero, que a mí la familia no me importaba nada.
¿Qué sabe esa señora de mí para atreverse a decir eso? ¿Qué sabe lo que yo ella pasado, lo que mi madre y yo hemos pasado para atreverse a decir algo así? Esa señora, en lugar de leer las letras de nosotros, debería estudiar su letra, porque es un gorda asquerosa. ¿Cómo se