Un día, durante la campaña, un estudiante del CIDE le preguntó a Tatiana Clouthier por qué postulaban candidatos como el ex-futbolista Cuauhtémoc Blanco, o como el de Puebla, Miguel Barbosa, cuando hay personas más capaces. Ella contestó:
—Si no les gusta, pues vota por otro y dale el voto a Andrés para la Presidencia y pongan al que gusten en la gubernatura.
Tal respuesta le ganó “una santa regañada” de Yeidckol Polevnsky, al son de “sólo un bruto dice eso”; y un encontronazo con Blanco. Que ahora les platicaremos.
Ocurrió unas semanas después de la elección. Había ya ganado López Obrador y Tatiana figuraba entonces como subsecretaria de Gobernación. Le llamaron por teléfono y le dijeron que Cuauhtémoc Blanco quería una reunión con ella y la citaron a las 7:30 pm en un restorán de Cuernavaca.
Cuando llegó al lugar, la aguardaban seis personas (el exfutbolista llegó dos horas después). Todos celebraban lo que habían hecho juntos en la campaña, incluido José Manuel Sanz, asesor del hoy gobernador de Morelos. Le invitaban una copa. No aceptó. En cuanto llegó Cuauhtémoc y se sentó a la mesa, se le quedó viendo a Tatiana y le dijo:
—Yo no sé por qué pidió que no votaran por mí… Usted sabe que yo no necesitaba a Morena para ganar, yo gané con 52%.
“Se me lanzó con todo —cuenta Clouthier en su libro Juntos hicimos historia—, bien machito, y todos los que habían estado muy monos conmigo se quedaron calladitos. En cuanto hizo una pausa le dije: ¿Ya terminó usted de desahogarse o necesita más tiempo?
“Como no respondió, le seguí: ‘Le voy a decir que a usted no lo conozco, ni en lo deportivo ni en lo político, así que no puedo hablar ni bien ni mal de usted… Jamás dije que no votaran por usted. Lo voy a poner en contexto…”
Tatiana le explicó lo ocurrido en el CIDE, pero Blanco insistió:
—Pues nada más le quiero decir que yo vengo desde abajo y por mi trabajo los del PRD quieren hacerme daño; usted debió haber investigado antes de aceptar la entrevista.
“Todos se quedaron callados en la mesa. El español se dio cuenta de que el tono estaba subiendo. Blanco me advirtió: ‘Yo a usted la respeto mucho porque es mujer…’
Ahí lo interrumpió ella: “Si hubiera sido hombre se levanta usted y me agarra a madrazos, ¿verdad?”.
Sanz, el español, intervino para calmar las cosas: “Ya lo que pasó, pasó. Vamos a brindar, señora subsecretaria”.
La cena fue un desastre. En silencio. Cuando Tatiana se levantó para irse, Sanz le dijo: “Antes de que se vaya, señora subsecretaria, vamos a brindar…”. La sinaloense –que ya tenía claro que no aceptaría ser subsecretaria-, le contestó: “Cuando usted se entere de ciertas cosas, va a decir: ‘todo el tiempo que perdimos con esta pinche vieja…’”