“EL VUELO NO ACABA”, JUBILADAS DE MEXICANA MANTIENEN LUCHA DESDE UNA CAFETERÍA

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En la puerta número 3 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México llaman a la vista unas pancartas en las que se lee: “Estos son los responsables del robo de nuestro fondo de pensiones”, enseguida se ven las fotografías de los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón portando la banda presidencial.

En otra más se lee: “26 sobrecargos jubilados fallecidos en un año, ¿Cuántos más Sr. Presidente?”. Las pancartas delimitan el territorio de la cafetería que instalaron las sobrecargos jubiladas de Mexicana de Aviación tras el quiebre de la aerolínea en 2010. Un negocio que soporta económicamente a 70 familias que quedaron en el desamparo.

Las ruinas de los estantes de Mexicana de Aviación apenas son perceptibles. Ahí donde corrían las maletas de la clientela que utilizaba la aerolínea más destacada del país, ahora la ocupan garrafones de agua que las sobrecargos necesitan para la cafetería. Sillas y mesas de oficina se transformaron en el mobiliario del negocio, también hay nuevas mesas que con el tiempo han adquirido. El cuadro de una Virgen de Guadalupe reposa frente al logo de Mexicana.

Las sobrecargos jubiladas mantienen la vestimenta que caracteriza su oficio; su uniforme azul marino y una mascada amarrada en el cuello. Con la misma cordialidad que hacían su trabajo día a día en los vuelos, es con la misma que ahora atienden su cafetería, la cual mantienen en funciones las 24 horas del día.

Después de ocho años de demandas para que se les paguen sus pensiones, parece asomarse una esperanza para que las 700 personas jubiladas (70 por ciento son mujeres) vuelvan a percibir sus pensiones o por lo menos un recurso económico para resarcir el impacto del cierre de la aerolínea.

El pasado 17 de julio la Secretaría del Trabajo y Previsión Social anunció la repartición de 11 millones de dólares (aproximadamente 203 millones de pesos) al personal de Mexicana, por ello Cimacnoticias visitó la cafetería de la Asociación de Jubilados, Trabajadores y Ex Trabajadores de la Aviación Mexicana (AJTEAM) para conocer las condiciones en las que esperan este apoyo.

LA CAÍDA DEL VUELO Y SUS TRIPULANTES

Mexicana de Aviación fue la aerolínea emblemática en México, la más grande y antigua de América Latina. En 2005 se vendió al Grupo Posadas dirigida por Gastón Azcárraga Andrade; a partir de entonces se desviaron recursos de forma ilícita a las propiedades del empresario. En consecuencia de este desmantelamiento, el 28 de agosto de 2010, inmersa en una profunda crisis financiera, Mexicana anunció el cierre de sus operaciones, cuatro años más tarde finalmente se declaró en quiebra.

La caída de la aerolínea provocó el desamparo de más de 8 mil trabajadores y trabajadoras; pilotos, sobrecargos, trabajadores de tierra y personas jubiladas. Iniciaron bloqueos de avenidas, huelgas de hambre, mítines, protestas en los pasillos del aeropuerto de la ciudad y procesos judiciales para demandar sus derechos laborales y pagos. El personal más joven logró reinsertarse en el mercado laboral, pero las personas jubiladas no corrieron la misma suerte.

Entre la malversación de recursos que ocurrieron en Mexicana estuvo la del Fideicomiso F/797 creado en 2009 para pagar las pensiones de las y los sobrecargos jubilados. En 2015 el fondo debió contar con 2 mil 530 millones de pesos, pero sólo tenía 70 millones.

María Antonieta Díaz Cervera es una de las sobrecargos jubiladas que apostó en aquel fideicomiso, los ahorros que juntó a lo largo de 23 años de trabajo en Mexicana. El día que la aerolínea dejó de operar no percibió más su pensión, abandonó su casa en Colima donde estaba en retiro y viajó a la Ciudad de México para sumarse a las demandas de sus compañeras también jubiladas.

“Ha sido un calvario, es una pesadilla, estamos hartas”, expresó desesperada Antonieta Díaz a Cimacnoticias, sentada en las mesas improvisadas de la cafetería de Mexicana, pues han pasado ocho años del quiebre de la aerolínea sin que reciba su pensión y ahorros.

Antonieta Díaz tiene 58 años de edad, se levanta diariamente a las cuatro de la madrugada a preparar la comida que aporta a la cafetería (hace molletes y sándwiches), para tener otra fuente de ingresos, cuida adultos mayores y a las 10 de la noche vuelve a ponerse el uniforme de sobrecargo para empezar su turno y terminar a la misma hora del día siguiente.

Sus compañeras sobrecargos jubiladas con las que voló por 23 años en Mexicana (tiempo máximo en la profesión por el impacto físico que causa la presurización de los aviones) tienen historias similares. El anhelo de jubilarse con tranquilidad y tener una vida adulta digna, se esfumó. Siguen trabajando jornadas amplias, perdieron todos sus bienes, empiezan a enfermarse, todo ello en medio de la frustración que sus ahorros fueron robados. “No pusimos nuestro dinero debajo del colchón, hicimos todo como se debe, lo trabajamos”, reclamó Antonieta Díaz.

Magdalena de Anda Jiménez, tiene 53 años de edad, viste el uniforme de sobrecargo porque está en turno, pero se unió a la entrevista para narrar que desde que cortaron su pensión, perdió su departamento, su hija se mudó con su padre porque a ella le era imposible pagar su educación.

Cuando Magdalena con su experiencia buscó trabajo en el mercado de aviación le dijeron “No, lo siento mucho, pero usted se ve muy vieja”, recordó. Enseña sus aretes dorados, “son de fantasía” -declaró- “pero aquí seguimos siempre impecables” concluyó orgullosa.

También está la sobrecargo jubilada María Antonieta Espínola Guerrero quien “ama su profesión”, así lo afirma mientras entre risas recuerda algunos de los momentos que pasó con la tripulación. Ella no imaginó que algún día Mexicana cerraría, “éramos los mejores”, opina con enojo, tampoco pensó que estarían en esta crisis después de entregar su vida a la aerolínea, faltar a cumpleaños, vacaciones, las cosas que se pierden cuando trabajas en un avión, contó.

“Afortunadamente mi hijo no está –su hijo con discapacidad falleció- creo que en este momento mis compañeros y yo estamos en una crisis, claro económica, pero también depresiva, van 27 muertos de los ocho años que tiene este problema, porque no tienen servicios médicos. Yo estudié medicina alternativa, cuando doy terapia me da para comer, no como lo me gustaría, pero como. A mí me queda claro que esto es un cuestión política, porque cómo te explicas que con un laudo a nuestro favor no se han logrado nuestras pensiones”.

Una vez que Mexicana de Aviación cesó sus operaciones las personas jubiladas tuvieron que unirse para reclamar los recursos “desparecidos” de su fideicomiso. Conformaron la AJTEAM e iniciaron un proceso de demanda para que se investigara el nulo fondeo del fideicomiso y se les pagaran sus pensiones. En 2015 la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje determinó en el expediente 88/2015 que Mexicana debía pagar las pensiones al personal jubilado, sin embargo, estos pagos aún no se cumplen.

LA CAFETERÍA

La cafetería es un “foro” para ellas, explicó Jany Montes, mientras viene y va, atendiendo a los clientes que ordenan. No sólo se trata de ingreso económico que tienen, la apropiación de este espacio significó hacerse visibles, portar el uniforme de sobrecargo una vez más para exponer que están luchando por sus derechos laborales.

Con el tiempo ha crecido, ya no es un negocio improvisado como era en un inicio; funciona sin interrupción todo el año, los turnos laborales son de 12 horas, hay otras quienes atienden y otras abastecen diario la comida que se vende: molletes, sándwiches, ensaladas, tortas, pasteles, panques, galletas. Mujeres como Guadalupe Juárez Villegas, preparan tres pasteles diarios para la cafetería.

Cuentan con dos televisores, han adquirido inmobiliario nuevo, dos refrigeradores y una bodega donde guardan la comida. Jany Montes señaló que con el tiempo han tenido una aceptación positiva en el aeropuerto. Muestra de ello son las donaciones solidarias que hacen las personas que transitan en el ajetreado aeropuerto capitalino, se les ve depositar dinero en la caja de apoyo que hay en la cafetería.

Los recursos que juntan se destinan a 70 familias de la Asociación de Jubilados y los gastos que tenga que realizar el movimiento que se mantiene en lucha. A pesar de ello tienen los precios más bajos del aeropuerto.

“EL VUELO NO ACABA… HASTA QUE SE ACABA”

De las novedades sobre el fideicomiso que la Secretaría de Trabajo creó por medio de la venta de nueve aviones y 20 motores de aeronaves, las jubiladas tienen pocas esperanzas. Si se les entrega, sería una cantidad mínima (entre 5 y 10 por ciento, calculan) de las pensiones que se les deben desde 2010, toda vez que se repartirá no sólo a los jubilados también a otros 7 mil 39 trabajadores.

La entrega de los montos se espera comience este mes por un pago de tres meses de salario y 32 días de salario ordinario. A los jubilados de AJTEAM todavía no se les aclara cómo será el proceso de reparto. Sin embargo, de acuerdo con la Secretaría de Trabajo se venderían otros bienes de Mexicana para sumarlos al fideicomiso.

Pero por otro lado, cruzan los dedos, esperan que la nueva administración de Andrés Manuel López Obrador finalmente las voltee a ver. No tienen la esperanza que Mexicana de Aviación vuelva a emprender el vuelo, sólo quieren lo que por derecho les corresponde: sus pensiones por los 23 años de trabajo que dedicaron a la aerolínea.

Con estas aspiraciones, las sobrecargos jubiladas que se conocen por años, comienzan a bromear y a hacer planes, Antonia Díaz piensa recuperar su casa en Colima, Magdalena, Jany y María Antonia, descansar sin preocupaciones. Imaginan que extrañarán la cafetería, pero estarán ahí hasta que se les asegure sus derechos “Porque el vuelo se acaba hasta que se acaba” concluyen.

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