“Me resultaba muy difícil, casi imposible, contener mis sentimientos de tristeza y de dolor. Sólo tuve unos instantes para tratar de asimilar el hecho dramático, pues en medio de la consternación y la angustia se empezaba a gestar una crisis mayúscula…” -Carlos Salinas de Gortari, México: Un paso difícil a la modernidad
Comenzaré por el final: A Donaldo lo terminó matando el candidato Luis Donaldo Colosio Murrieta. A Colosio lo convirtió en héroe civil el Presidente de la República.
A Luis Donaldo Colosio lo convirtió en leyenda el México que veía, que sigue viendo, que seguirá viendo. Él no terminó de ver un México, nosotros seguimos viendo el México.
Luis Donaldo nació en un lugar donde la luz se hacía de noche. Dicen que Magdalena de Kino es un pueblo con esencia italiana. Ubicado en el norte de Sonora, ahí se encuentran los restos del misionero italiano Eusebio Francisco Kino, mismo que se encargó de la evangelización de los “ignorantes” por medio de la doctrina católica y fomentó los oficios de campo en los indígenas.
En este pueblo nació un hombre que pretendió evangelizar con política; un niño ingenuo que soñaba con ser presidente, que quería cambiar la realidad incómoda en la que vivían inmersos él, su familia y el país donde vivía. Cuando México comprenda a México, éste será un mejor lugar para vivir. Cuando México vea un México, este organismo crecerá y aprenderá a ver el mundo con los ojos de un niño soñador.
Un niño soñador disfrazado de un joven responsable que decidió ingresar al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, con el objeto de licenciarse en Economía. Logró su primer sueño en 1972: Terminó la licenciatura.
Luis Donaldo, el joven, decidió cursar sus estudios de posgrado en materia de Desarrollo Rural y Economía Urbana, esto lo hizo en la Universidad de Pensilvania, pues la necesidad de tecnócratas en el poder mexicano comenzaba a ser exigencia. Siguiendo la línea del estudio en el extranjero, se dedicó a investigar en Luxenburgo, Austria.
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Luis Donaldo creció como ser humano y profesionista, fue entonces cuando decidió convertirse en catedrático de Economía en el afamado Colegio de México, para después impartir clases en la UNAM y en la Universidad Anáhuac. Dice la historia que la Universidad Anáhuac fue el lugar donde Luis Donaldo encontró al amor verdadero: Diana Laura.
El héroe cae cuando muestra su juego de cartas antes de lanzar la jugada. De un día para otro no se construyó aquella estructura onírica de un México reformado, de un México justo, sin hambre y sin sed, sin dedazos, con democracia. El sueño de Colosio tardó 44 años para no verse realizado.
El discurso del cuatro de marzo de 1994 fue el final de un político al que le faltó malicia política. El error más grande de Luis Donaldo fue pretender ser oposición del Partido donde no había cabida para la oposición.
La presencia de una figura francesa que trabajaba desde la Oficina de la Presidencia de la República fue el dedo que jaló el gatillo. Luis Donaldo, el político, fue el candidato de Carlos Salinas de Gortari, mas no era el candidato del verdadero Carlos Salinas de Gortari. Si la Consejería Jurídica es “el abogado del Presidente”, la Oficina de la Presidencia de la República (Staff of the Chief mexicano) es “el cerebro del Presidente”.
¿Cuántos Aburtos se necesitan para construir una tragedia nacional? Aún nadie ha respondido esta pregunta. En este país, cuando la tragedia incluye al candidato del Partido, el terror se vuelve mayúsculo. Si asesinan al candidato del PRI, en México se puede todo. No bastó el crimen organizado, no fue suficiente el asesinato del Cardenal Posadas, Chiapas no llenó las primeras planas, era necesario deshacerse de aquel que pretendía cambiar lo que no se debía cambiar.
Pasados siete días exactos después de aquel 23 de marzo de 1994, el Presidente decidió hacer movimiento ajedrecísticos en su Gabinete. El Jefe de la Oficina de la Presidencia debía irse al extranjero. El Jefe fue enviado al Banco Interamericano en Washington, borrando así su nombre francés de un lugar donde reinaban las orejas y la sangre de una sien.
Zedillo sería el candidato suplente porque así lo dictaba el artículo 82 constitucional: Él reunía los requisitos para ser el próximo Señor Presidente. El doctor Zedillo tenía todo lo que se necesitaba para ser un tecnócrata, esto sumado a una bendición que ahora llegaba desde Washington.
La economía nacional también sufrió las consecuencias de la pérdida. El 24 de marzo se declaró día de luto nacional: Se izó la bandera a media asta; los trabajadores dejaron de trabajar; los mercados cerraron y cayeron al mismo tiempo.
El Jefe sonreía desde Washington. Lo había hecho; lo hizo. Su mano mecía, meció y mece la cuna. No fue Mario Aburto. No fue Salinas de Gortari. No fue Ernesto Zedillo. No fue el crimen organizado. No fue Manuel Camacho Solís. No fue el enmascarado Marcos. ¿Quién fue? ¿Quién mandó mató a Colosio?
El Jefe sigue sonriendo. El PRI regresó al poder después de doce años de vivir sin la silla del águila. El Jefe de la Oficina volvió a un país que no le pertenece. ¿Su nombre? No lo recuerdo porque no sé francés, pero creo que era algo así como Joseph-Marie Córdoba Montoya. El Jefe sigue sonriendo, viendo el mismo México pasar frente a sus anteojos. Nosotros seguiremos viendo un México, imaginando un país ideal, ¿irrealizable?