El mexicano Christian Peñaloza cerró un contrato con la Universidad de Osaka, en Japón. Su proyecto, el cual fue rechazado en México en cinco ocasiones, triunfó en ese país asiático.
Peñaloza hizo un doctorado en Japón, lleva dos años viviendo allá y está perfeccionando “Aura”, un dispositivo que procesa las señales del cerebro, los músculos y el corazón, para convertirlos en acciones concretas.
Comenta que actualmente está colaborando con un investigador en la UNAM que desarrolla una prótesis de mano con su software, para que las personas, soló con pensar, puedan moverlas.
Su investigación se popularizó en un video, en el que se ve cómo una persona mueve un tercer brazo robótico únicamente con sus pensamientos, mientras que con sus brazos balancea una pelota en una bandeja.
Su invento puede utilizarse para diferentes tipos de industrias, que van desde controlar una prótesis o una silla de ruedas con la mente, hasta jugar videojuegos sin la necesidad de un control remoto.
En Europa, este tipo de tecnología puede costar hasta 15 o 16 mil dólares, que son aproximadamente 300 mil pesos. Pero Christian Peñaloza logró bajar los precios para el mercado mexicano, a 3 mil 500 dólares, que son 65 mil pesos mexicanos.
En otros países ya existen avances en este rubro de la neurociencia: “Facebook está trabajando para que la gente escriba con el pensamientos. Nissan anunció un carro que recibe señales cerebrales para evitar accidentes. Jugadores muy importantes le están apostando a esto. Es el futuro”, comenta Peñaloza.
Sin embargo, el científico cree que el que esto no pase en México y Latinoamérica, se debe principalmente a dos factores: la poca inversión en ciencias y la falta de herramientas para el desarrollo tecnológico.
Christian Peñaloza tiene la idea de armar su propia empresa en Tijuana y un representante en la Ciudad de México. Comenta que es muy complicado, pues aunque buscó fondos de investigación no recibió el apoyo deseado.