Los Ángeles.— En plena disputa política y legal sobre el derecho al asilo en Estados Unidos, una mujer hondureña y sus cinco hijos menores de edad agradecerán hoy, en el Día de Acción de Gracias, que las autoridades les concedieron su petición de amparo tras ingresar al país de forma ilegal.
Carla Patricia Boquín y sus cinco niños son parte de las familias centroamericanas que desde hace meses huyen de sus países de origen por la violencia y las pobres perspectivas económicas y deciden entregarse a las autoridades estadounidenses en la frontera en busca de conseguir refugio.
“Me decían que era muy difícil obtener el asilo y más porque todo el proceso fue muy rápido”, dijo a la agencia EFE Boquín frente a la casa donde ahora vive en San Bernardino, en California.
En su pequeña habitación, Boquín celebrará Acción de Gracias sin pavo, pero eso no le importa a la mujer, que está contenta porque ya tiene un refrigerador para guardar la leche que toman sus hijos.
Esta será la primera vez que la inmigrante se sume a la celebración más significativa de EU.
La lista de personas a las que tiene que agradecer es larga. No obstante, Boquín señaló que las oraciones en su mesa, donde habrá pollo con fríjoles, serán para Luis Carrillo, el benefactor que le ayudó a pagar la renta y la comida todo este tiempo. En las próximas semanas, con su permiso de trabajo en la mano, la responsabilidad será sólo de ella.
Relató que hace dos años llegó con sus hijos Luis, Christopher, Carlos, Célio y Valeria a El Paso, Texas, donde pidieron protección.
Ella no llegó en caravana, hizo la travesía sola con sus hijos.
El asesinato de uno de sus hermanos y los mensajes amenazantes, que terminaron con el incendio de su casa en San Pedro Sula, la llevaron a emprender el viaje casi sin preparativos.
Con una muda de ropa, las actas de nacimiento de sus hijos y unas cuantas lempiras, la mujer decidió marcharse de su país con sus niños que para ese entonces tenían entre 12 y un año de edad.
Salvador Sanabria, director de El Rescate, la organización comunitaria que representó a la familia Boquín en su caso de inmigración, dijo que los migrantes de Guatemala, Honduras y El Salvador sufren la desatención de las autoridades de sus países, la injusticia y el desarraigo, por lo que las autoridades estadounidenses se presentan como única salvación.
Agregó que el de Carla es un caso excepcional. “No estoy tan optimista con los casos de los miles que vienen en camino”, dijo, refiriéndose a la caravana.