El 8 de Marzo fue designado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el Día Internacional de la Mujer. Dicha celebración tiene como objetivo concientizar a la opinión pública y a todos los involucrados sobre la necesidad de reconocer los derechos de la mujer y la igualdad de género.
El tema en el presente año para el Día Internacional de la Mujer es “Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030”, con lo que se pretende que para el 2030 se logre poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo.
El objetivo sin duda resulta motivador, sin embargo ¿qué tanto las propias mujeres han podido reflexionar y superar los obstáculos que ellas mismas se imponen y que les impiden desplegar hacia demandar y asumir la igualdad de género?
Los obstáculos, bloqueos y limitaciones con los que se enfrenta la mujer en relación a los hombres, tiene sus inicios probablemente en la sexualidad con el concepto de castración.
Con la diferencia anatómica de los sexos, Freud (1905) desarrolla el concepto de castración a partir del cual la mujer se vive como incompleta por no tener pene y el hombre desarrolla el miedo a perderlo.
Por esta razón y por mucho tiempo la pasividad se ha asociado a lo femenino y la actividad a lo masculino por ser el órgano sexual masculino en donde es evidente la excitación sexual —pene erecto—, y por ser el que penetra.
Sin embargo, esto ha dejado de tener vigencia al caer en cuenta que toda expresión de deseo sexual involucra energía libidinal —sexual—, lo que hace que dicho deseo necesariamente supone actividad independientemente del género.
Una mujer pasiva durante la relación sexual no podría ni experimentar placer y mucho menos procurarlo.
En el coito, a la mujer le corresponde una actividad cuyo objetivo es pasivo, es decir, se precisa de mucha actividad para que el goce femenino alcance su plena capacidad receptora (Green 2006).
Por otro lado, la mujer puede estar experimentado una pasividad total durante la relación sexual que puede ser demostrativa de una inhibición y que se denomina como “frigidez”.
La frigidez es la insensibilidad genital de la mujer durante el coito, en donde a pesar de dicha inhibición, no se suprime la posibilidad de experimentar relaciones sexuales que se caracterizan por una ausencia de deseo por parte de la mujer.
Las causas de la inhibición sexual pueden ser muchas y específicas de cada caso, sin embargo, en muchas ocasiones el hombre suele hacer uso del término como una forma de agresión hacia su pareja calificándola de manera peyorativa como “frígida”.
En la actualidad se impugna la paráfrasis que hizo Freud de Napoleón “Anatomía es destino”, haciendo referencia a que el hombre por ser poseedor del pene lo hacia el portador del poder, la sabiduría y la actividad.
Esto ha dejado de tener vigencia y la primera que tiene que darse cuenta de ello es la propia mujer.
El Día Internacional de Mujer pretende motivar a todos los involucrados a reflexionar sobre el valor y las fortalezas de las mujeres así como evitar la discriminación pero antes que nadie es la propia mujer la que debería de dejar de asumirse como castrada —incompleta— para evitar así la auto-discriminación y asumirse como un ser completo con todo el derecho a ser respetada.