El acercamiento entre Venezuela y Estados Unidos dio un paso más para su puesta en marcha. Durante esta semana estuvieron en Caracas cuatro ejecutivos de Chevron con el objetivo de comenzar a instrumentar el retorno de las ventas de petróleo venezolano a Estados Unidos.
La empresa norteamericana fue la única que se mantuvo en territorio venezolano y el Secretario de Estado extendió la autorización para que siga operando hasta el junio de este año. Las presiones de Chevron al Gobierno de Biden han sido notorias durante todo el 2021 y la guerra generó las condiciones para su ejecución.
Biden tiene en Chevron una carta clave para aumentar la producción de petróleo desde Venezuela
El avance lo confirmaron los gobierno de Estados Unidos y Venezuela como parte de la estrategia de Washington para estabilizar el mercado petrolero ante las naciones impuestos a Rusia por la invasión en Ucrania.
En ese marco, Washington Post publica que «Chevron busca duplicar la producción de 800,000 barriles por día de Venezuela en unos meses». «Eso podría reemplazar la pérdida de aproximadamente 700.000 barriles por día que Estados Unidos importaba de Rusia antes de que atacara a Ucrania. Y podría ayudar a bajar los precios de la gasolina, una de las principales preocupaciones de la administración Biden en un año electoral difícil», añade.
Chevron es el único productor importante de EE.UU que retiene activos en Venezuela luego de las nacionalizaciones del chavismo y las posteriores sanciones y busca otorgar permisos para operar a la empresa con sede en San Ramón, California, y a otros productores estadounidenses para impulsar la producción venezolana y mantener vigentes otras sanciones. No está en carpeta levantar la totalidad de las represalias contra Venezuela porque eso podría ser un boomerang que se le vuelva en contra a los Demócratas de cara a las elecciones legislativas.
Chevron busca duplicar la producción de 800,000 barriles por día de Venezuela en unos meses. Eso podría reemplazar la pérdida de aproximadamente 700.000 barriles por día que Estados Unidos importaba de Rusia antes de que atacara a Ucrania
Otra figura que aparece como clave en este proceso es Ali Moshiri, un magnate iraní-estadounidense que había encabezado la división de América Latina de Chevron y de excelente relación con Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Moshiri fue el responsable de que Chevron no saliera de Venezuela en medio de las sanciones contra el país bolivariano y quien más enfáticamente pidió por el levantamiento de las sanciones. «No se puede ignorar a Venezuela. Siempre será parte de nuestra seguridad energética», dijo en una entrevista citada por el Washington Post.
Además, el empresario fue el gestor de la liberación de los estadounidenses presos en Venezuela conocidos como «los 6 de CTIGO» luego de la reunión de Maduro con Juan González, asesor del Consejo de Seguridad Nacional a cargo de América Latina; James Story, embajador de Estados Unidos en Venezuela; y Roger D. Carstens, enviado especial, el pasado 5 de marzo. Lo llamativo de Moshiri es que no cuenta con el aval de Chevron para negociar en su nombre y opera con una firma propia llamada Amos Global Energy, que busca oportunidades de inversión en Venezuela.
Confirman que tanto el Tesoro como la Administración Biden dieron el aval para iniciar el proceso de extracción.
Si bien el gobierno de Estados Unidos hace equilibrio entre los emisarios que manda a dialogar y el costo político de llegar a acuerdos con un «régimen autoritario», que tanto el Tesoro como la Administración Biden dieron el aval para iniciar el proceso de extracción.
Es evidente que para darle mas sentido a un acuerdo que está definido, Maduro deberá volver a la mesa de negocaciación en México y ofrecer garantías para las elecciones de 2024, algo que el régimen no parece tener inconvenientes de cumplir ante una oposición fragmentada y sin estrategia.