Regaño a la defensa del Chapo
La defensa del Chapo Guzmán atacó ferozmente la credibilidad de sus ex socios que cooperan con la fiscalía, pero recibió un regaño del juez por acusar de “corrupto” al gobierno de México y a agentes de la DEA de haber tendido una trampa al Chapo sin evidencias.
El segundo día del juicio comenzó con el pedido de la fiscalía para que el juez Brian Cogan desestime todas las declaraciones del abogado del Chapo en sus argumentos iniciales del martes.
El juez se opuso a esa medida tan tajante, pero advirtió al abogado Jeffrey Lichtman que los supuestos sobornos recibidos por el actual presidente de México Enrique Peña Nieto y su antecesor Felipe Calderón del coacusado del Chapo, Ismael “Mayo” Zambada, una explosiva acusación lanzada el martes por el abogado, son irrelevantes para el caso “si no están vinculados al acusado”.
La defensa del Chapo asegura que éste, hambriento de notoriedad, fue víctima de un “montaje” del gobierno mexicano y agentes de la DEA, y que el verdadero jefe del cartel de Sinaloa siempre fue Zambada, de 70 años y prófugo de la justicia, coacusado junto al Chapo en la inculpación de 2009 ante la corte de Brooklyn.
Cogan también aclaró al jurado que los argumentos iniciales de ambas partes no son evidencia, y que a la hora de decidir su veredicto deben determinar si el acusado es culpable más allá de toda duda razonable.
“Miles de millones” en ganancias
El Rey relató que recibían la droga en lanchas rápidas, barcos pesqueros, aviones o incluso contenedores comerciales, y enviaban luego “el 100 %” a Estados Unidos.
De las bodegas donde Zambada recibía y almacenaba la droga en Ciudad de México salían unas 80 a 100 toneladas anuales de cocaína a Estados Unidos.
Esos envíos generaban “miles de millones de dólares” que los narcos colombianos y mexicanos se repartían a medias, dijo Zambada.
El Chapo, vestido de traje oscuro y corbata, lo escuchó atento y a veces tomaba notas que pasaba a uno de sus abogados. Otras veces, fijaba la mirada en su joven esposa Emma Coronel, de 29 años, sentada en la sala.
Extraditado a Estados Unidos hace 22 meses, el Chapo es acusado de enviar más de 155 toneladas de cocaína a Estados Unidos a lo largo de 25 años. Si es hallado culpable, podría ser condenado a cadena perpetua.
Control del aeropuerto
El Rey contó que fue durante años el líder del Cártel de Sinaloa en Ciudad de México y que controlaba su aeropuerto y “a las autoridades” para otorgar protección a los narcos y su contrabando.
Su trabajo inicial fue establecer un sistema contable de las ventas en Estados Unidos, pero luego pasó a contar la droga que llegaba a tres depósitos de la capital mexicana e iniciar su transporte a la frontera con Estados Unidos, en general en camiones de transporte de gas.
El precio de la droga iba subiendo al acercarse al norte, afirmó. En Colombia, un kilo de cocaína costaba unos 3,000 dólares, en México de 10,000 a 13,000, en California 20,000, en Chicago más de 25,000 y en Nueva York hasta 35,000, sostuvo.
Por una inversión de 45 millones de dólares entre cinco narcos, restando los costos operativos del envío, las ganancias aproximadas eran de 195 millones en Los Angeles, 240 millones en Chicago y 390 millones en Nueva York, calculó Zambada, que también invirtió personalmente en el negocio, comprando hasta tres toneladas.
Contó que una vez el Chapo invirtió “una proporción pequeña” en una de sus importaciones de droga colombiana, y que su hermano y el Chapo solían invertir juntos en embarques de unas seis toneladas y se repartían a medias las ganancias.
Un narco colombiano, Juan Carlos “Chupeta” Ramírez, utilizaba barcos pesqueros para traer hasta 30 toneladas de cocaína desde Colombia a México, a pedido del Chapo y los otros grandes líderes del cartel: el Mayo, Amado Carrillo Fuentes y Juan José “Azul” Esparragoza.
Pero una vez, en 1994, “la tripulación se imaginó que los iban a interceptar y hundieron el barco”, contó. El Mayo contrató entonces a buzos de aguas profundas y logró recuperar todo el contrabando.
La fiscalía mostró al jurado un organigrama de la jerarquía del cartel de Sinaloa con el Chapo, el Mayo, el Azul y Carrillo Fuentes a la cabeza, así como esquemas de los precios, mapas y fotos de los capos. El testimonio del Rey Zambada continuará el jueves.
Túneles y testigos “mentirosos”
El primer testigo del gobierno fue Carlos Salazar, un agente de aduanas retirado que descubrió en mayo de 1990 un túnel atribuido al Chapo para trasladar drogas entre Agua Prieta, en México, y Douglas, en Arizona, donde el gobierno estadounidense incautó más de 929 kilos de cocaína.
Le siguió el testimonio de un químico forense retirado que trabajó para la DEA, que certificó la pureza de esa cocaína en 99 %.
Su abogado Jeffrey Lichtman calificó de “degenerados” y “mentirosos” a los exsocios o rivales del Chapo que cooperan con el gobierno.
Además del Rey Zambada mencionó entre otros a Miguel Angel Martínez, exmano derecha del Chapo, a quien según Lichtman “se le cayó la nariz” de consumir tanta cocaína, y a César Gastelum Serrano, un narco colombiano que dijo sobornó a candidatos presidenciales en Guatemala y a un expresidente de Honduras.