La inclusión en el próximo Gobierno de Manuel Bartlett, quien fue secretario de Gobernación en la década de los ochenta, ha revivido en México el fantasma del fraude electoral de 1988, una de las mayores polémicas suscitadas en el país y que sigue dividiendo a los mexicanos 30 años después.
Popularmente se conoce como la “caída del sistema” ese episodio de la historia mexicana en el que el candidato presidencial del entonces hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI), Carlos Salinas de Gortari, se impuso al izquierdista Cuahutémoc Cárdenas, del Frente Democrático Nacional, tras registrarse problemas técnicos en el recuento.
Bartlett, propuesto ahora por el izquierdista Andrés Manuel López Obrador para dirigir la Comisión Federal de Electricidad (CFE), fue el encargado de anunciar en plena noche electoral de 1988 que el Gobierno tenía “dificultades en la recepción de la información” de los resultados.
“La Secretaría de Gobernación (dirigida por Bartlett) era la encargada de organizar la elección, desde la emisión de credenciales de elector hasta el cómputo de votos”, explica a Efe Khemvirg Puente, coordinador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El experto recuerda que el flujo de recepción de los resultados se interrumpió esa noche cuando Cárdenas iba a la cabeza con los primeros resultados que llegaban de las grandes ciudades, mientras que cuando se retomó el recuento, Salinas ya lideraba la elección con una ventaja considerable gracias al voto rural.
“No podemos afirmar categóricamente que hubo un fraude porque no está demostrado ni empíricamente ni legalmente”, asevera Puente, quien considera que “seguramente nos quedaremos siempre con la duda”.
Sin embargo, sostiene que “hay evidencias de que el resultado podría haber sido distinto” y que “a lo mejor podría haber sido más cerrado” entre Salinas y Cárdenas.
El mismo Bartlett ha negado hasta el día de hoy que hubiera un fraude electoral y en diferentes entrevistas ha sostenido que “la caída del sistema nunca existió” y que, a pesar de un problema de comunicación de una hora, el recuento no se interrumpió durante los tres días que duró.
Es más, Bartlett acusa al entonces presidente de México, Miguel de la Madrid, de haber ordenado al presidente nacional del PRI, Jorge de la Vega, que declarara la misma noche electoral la victoria de Salinas, sin tener todavía resultados oficiales.
“Miguel de la Madrid ordenó declarar el triunfo de Salinas sin cifras, eso provocó que se nos acusara de fraude electoral”, se ha defendido Bartlett en más de una ocasión.
Además, acusa al conservador Partido Acción Nacional (PAN) de pactar con el PRI la quema de las papeletas electorales, lo que incrementó todavía más las sospechas de fraude.
Khemvirg Puente recuerda que, por aquel entonces, el Congreso mexicano actuaba como tribunal electoral y que el acuerdo entre el PRI y el PAN permitió que los paquetes electorales se quemaran con una “inusitada rapidez”.
Aun así, Puente opina que, aunque Bartlett lance acusaciones a los que fueron sus compañeros de partido y de Gobierno, él “debería asumir su responsabilidad histórica” ante cualquier tipo de sospecha, dado que presidía la autoridad electoral.
Lo que está claro es que esos comicios fueron “unas elecciones críticas que cambiaron el rumbo del sistema de partidos de México”.
La izquierda mexicana, liderada por Cárdenas, se movilizó masivamente en las calles contra el resultado electoral, lo que dio paso el nacimiento de la primera gran formación progresista del país, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), del que formó parte López Obrador hasta la fundación del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Además, la enorme presión de la oposición tras esos comicios provocó varias reformas electorales que independizaron la autoridad electoral del Gobierno e impulsaron la competencia política y la transparencia en los comicios.
En el año 2000, Vicente Fox, del PAN, se convirtió en presidente de México tras siete décadas de gobiernos del PRI, y el 1 de julio pasado, López Obrador fue el primer izquierdista en ganar unas presidenciales.
Sin embargo, el fantasma de 1988 sigue trayendo cola, como ha demostrado la polémica por el nombramiento de Bartlett, que incluso ha sido criticado por miembros del equipo de López Obrador como Tatiana Clouthier, coordinadora de su campaña.
Tatiana Clouthier es hija de Manuel Clouthier, quien fue candidato del PAN en 1988 y lideró junto con Cuauhtémoc Cárdenas las protestas contra el supuesto fraude.
La carrera política de Bartlett siguió tras 1988: se convirtió en secretario de Educación de Salinas, luego fue gobernador de Puebla y ahora será un alto funcionario en el Gobierno de López Obrador.
“Los políticos siempre buscan adaptarse a las circunstancias”, concluye Puente.