Ciudad de México.- La ‘lana se ve’, reza por allí la sabiduría popular. Y es así siempre, incluso se presenta en forma de relojes y joyas en nuestros nada queridos políticos quienes aseveran no están en esos puestos públicos, sino para servir.
¿O servirse?
El caso es que una de las hijas de Romero Deschamps fue vista con un tremendo accesorio con el cual podríamos dar de comer al municipio más pobre de este país por un mes. Paulina Romero Deschamps no hizo a un lado los lujos en su boda del pasado 20 de mayo, con el cirujano plástico Juan Carlos Rentería.
Portó nada más y nada menos que siete brazaletes exclusivísimos marca Cartier con valor de 2 millones de pesos, como bien lo anota el Diario Reforma.
¿Por qué? ¿Qué necesidad de la metalización en estos tiempos tan oscuros que viven los políticos del PRI?
Las joyas de Paulina pertenecen a la colección ‘Love’. Eran seis en oro amarillo de 18 quilates, y la séptima hecha de oro blanco de 18 quilates también engastada con 216 diamantes. Siete pulseras representan fortuna en los siete días de la semana.
La humilde boda de la hija de Carlos Romero Deschamps, el hombre que se ha entronizado en el sistema político mexicano, fue celebrada en el Salón Terraza Virreyes de hotel Camino Real Polanco con capacidad para mil personas.
A la señorita le gustan los lujos, y como no, si la familia Romero Deschamps se ha dedicado a ultrajar vía Pemex al erario mexicano; ya en 2012 Paulina Romero presumía sus viajes en redes sociales sus viajes a Inglaterra, Francia, Dinamarca o Rusia siempre hospedándose en hoteles de cinco estrellas.
¿Cómo ven a la clase política mexicana? ¿A qué se dedican realmente?