En el año 2012 se anunció el proyecto de construcción de seis mil viviendas en un predio llamado La Mexicana, ubicado en Santa Fe, Ciudad de México. No pasó mucho tiempo antes de que las voces de protesta se hicieran escuchar. La Asociación de Colonos de Santa Fe, principalmente, argumentaba con toda razón, que la construcción de nuevas viviendas solo traería problemas.

En una petición en Change.org hecha por Andrea Valencia, colona de Santa Fe, puede leerse: “Santa Fe tiene graves problemas de movilidad. No hay suficiente agua ni electricidad. Es evidente que si no se cambia el rumbo de la construcción descontrolada el problema de la zona de agravará”. Por este motivo, en el 2016 Miguel Ángel Mancera Declaró que solo se construirían mil 600 viviendas y una torre de oficinas. El 70% restante del predio sería utilizado como parque. ¿Es esto un buen acuerdo? ¿La construcción de menos viviendas evita que se generen problemas?

José María Nava Townsend, urbanista y director del Departamento de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana dice: “la zona de Santa Fe está saturada. Entonces cualquier cosa que traiga más población, va a impactar negativamente. La construcción de menos viviendas no resuelve el problema, solo los aminora.”

Según Nava Townsend, la única manera de evitar un impacto negativo es que junto con la construcción de el parque La Mexicana, hubiera una inversión y reestructuración de los sistemas de movilidad de la zona. Esto no quiere decir que se hagan más vías para coches, sino crear un mejor transporte público y construir áreas peatonales y para bicicletas.

En cuanto a la parte de La Mexicana que será utilizada como área verde recreativa, el arquitecto y urbanista advierte que aunque construir un parque es una buena idea, éste deberá plantearse muy claramente qué es lo que le va a ofrecer a la gente, así como si realmente las personas van a tener manera de llegar ahí. Por ejemplo, si no se invierte en la movilidad de la zona, la gente del Pueblo de Santa Fe no podrá ir fácilmente a La Mexicana.

Esto ocasionaría que el parque, en lugar de ser un conector social, se vuelva un parque solo para ricos, explica Nava Townsend. También mencionó la importancia de que el parque cuente con atractivos como instalaciones deportivas y culturales, ya que si no los tiene, la gente no irá. “Acabará por convertirse en tierra de nadie. Y eso es muy peligroso, ya que no se sabe quiénes van ahí, qué hacen”.

Finalmente, Nava Townsend explica que lo ideal sería que el parque fuera un lugar de convivencia, cohesión social y de que “unos permitan el desarrollo de otros”. Pone como ejemplo lo que ha ocurrido en otros parques, en donde las actividades deportivas han permitido que florezcan pequeños negocios locales de ropa para ejercitarse y bebidas. “En un parque los vendedores ambulantes pueden estar regulados y pasar a formar parte de lo que ofrece el espacio”.

En conclusión, que el parque La Mexicana tenga un impacto positivo en Santa Fe depende de un factor: que el desarrollo del parque sea integral. Es decir, que junto con la construcción de las mil 600 viviendas, oficinas, áreas verdes y recreativas, se invirtiera también en un sistema de movilidad en todo Santa Fe. Solo así La Mexicana no generará problemas de saturación en las calles, y sus áreas verdes serán ara todos.