“Los niños con mala letra mostraban altas habilidades mentales y agilidad mental sobre el promedio. Para ellos era más importante la información que obtenían que esforzarse por una buena letra”.
A esta conclusión llegó el sicólogo Arnold L. Gesell de la Universidad de Yale, tras efectuar un estudio en donde analizó el comportamiento de grupos de estudiantes de cinco escuelas de Estados Unidos, haciendo énfasis en la belleza de las letras que escribían.
En ese sentido, detalló que los menores que escribían de forma menos “elegante” que otros que le prestaban más atención y dedicación a la presentación de la letra, lograban expresar de mejor forma las ideas en el papel.
Esto debido a que sus cerebros trabajaban de forma más rápida que sus manos, por lo que podrían sumar una mayor cantidad y calidad de información, hecho que fue profundizado en el artículo publicado por The American Journal of Psychology.
Eso sí, señaló que es posible que las personas con letra fea puedan mejorarla, pero debe existir una combinación de aspectos para lograrlo. “No sólo la muñeca y los dedos deben adoptar una posición correcta, sino que también los ojos deben seguir con atención lo que hace la mano”, expresó.
Sin embargo, explicó finalmente que pese a que la constancia puede ayudar a mejorar la caligrafía, igual es complicado que quienes tienen una mayor rapidez mental puedan a la vez preocuparse de inmediato de que su letra se entienda.
“Hay que saber qué aspectos tienen las letras, cosa que requiere de una reflexión. Por eso, es normal que algunas personas tengan problemas con la escritura”, remató.