El presidente, Andrés Manuel López Obrador, cumple este domingo 100 días en el poder con un enorme respaldo popular, pendientes en seguridad pública y dudas en los mercados por su estrategia económica.
Este lunes, López Obrador ofrecerá un balance de estos cien días -desde su toma de posesión el 1 de diciembre- en el Palacio Nacional de la capital mexicana, recuperado como centro del poder político del país, tras el cierre de la palaciega casa presidencial de Los Pinos.
López Obrador completará los cien días este domingo 10 de marzo en una jornada de entrega de recursos de programas integrales de bienestar en Puebla, con lo que además habrá recorrido ya todos los estados del país como mandatario.
Desde la noche misma de su triunfo en los comicios del 1 de julio del 2018, López Obrador generó altas expectativas sobre los alcances de lo que promueve como la cuarta transformación del país y un cambio de régimen más que de gobierno.
Facilitada y apoyada la transición por su antecesor, Enrique Peña Nieto (2012-2018), López Obrador anunciaba las acciones de su próximo Gobierno meses antes de tomar posesión, lo que contribuyó a elevar las expectativas sobre su mandato.
A esto contribuyó que su Movimiento Regeneración Nacional (Morena) tuvo un triunfo electoral que le garantizó la mayoría en la legislatura del Congreso, con lo que comenzaron a proponer leyes y reformas que le allanaron la llegada a la Presidencia.
La cota de popularidad que alcanzó en febrero pasado se ha situado en niveles del 80 %, más que cualquiera de sus antecesores en el mismo lapso y casi 30 puntos porcentuales encima del 51 % de nivel de votación que lo llevó a la victoria.
La primera de las acciones tomada en estos 100 días fue el cierre de la fastuosa residencia presidencial para transformarla en un centro cultural, para tomar como centro del trabajo el Palacio Nacional, donde ha pernoctado algunas noches, aunque conserva su casa en un barrio de clase media de la capital mexicana.
Puso en venta el avión oficial y es común verlo en aeropuertos rodeado de pasajeros que le piden selfis para abordar vuelos comerciales, como ejemplo de la austeridad que propone al punto de llevarla a la “pobreza franciscana” de ser necesario.
La desaparición del Estado Mayor Presidencial para integrarlo al Ejercito, la subasta de vehículos de lujo oficiales y la suspensión de recursos para grupos para otorgarlos directamente a la gente completan el listado de acciones que he emprendido el mandatario en este sentido.
En el terreno económico, ha logrado mantener la estabilidad en el terreno macroeconómico, lo cual ha favorecido la cotización de peso y ha propuesto programas de rescate financiero de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que no han sido bien recibidas por los mercados ni las calificadoras de riesgos.
Su decisión personal de bajarse su sueldo se convirtió en una ley aprobada en el Congreso para que nadie en el Gobierno tenga ingresos mayores a los del presidente, un asunto que esta en la Corte por la oposición a aceptarlo de parte de senadores y organismos autónomos como el Instituto Nacional Electoral.
Entre sus medidas está la creación de una Guardia Nacional para combatir la inseguridad, combatir la corrupción “de arriba hacia abajo” y el robo de combustible o “huachicol”, que en 2018 el costó al país 65.000 millones de pesos (unos 3.340 millones de dólares).
Entre los pendientes está la urgencia por reducir los niveles de inseguridad y violencia, que se ha recrudecido en los primeros meses de 2019, tras cerrar el año anterior con más de 24.000 asesinatos en el país.
En el plano internacional, el Gobierno de López Obrador ha estado marcado por las decisiones de facilitar la entrada de los migrantes centroamericanos, proponer un plan económico con Estados Unidos, Honduras, El Salvador y Guatemala, que reduzca los flujos migratorios al norte del continente.
El gobierno de López Obrador decidió no seguir las pautas del Grupo de Lima de desconocer a Nicolás Madura como presidente de Venezuela, y en su lugar ha mantenido con Uruguay una posición de promover una salida a la crisis venezolana mediante el diálogo político.