Desde hace unas años décadas la actualidad, la mortalidad ha bajado de manera espectacular gracias a las mejoras higiénico-sanitarias y a los avances medicinales. Esto provoca un envejecimiento en la población, ya que las personas ancianas retrasan considerablemente su fallecimiento. El Fondo Monetario Internacional, ha analizado de manera minuciosa este tema, sin embargo han abordado el problema de forma agresividad y dura.
Reclaman medidas drásticas como que se recorten las prestaciones o se retrase la edad de jubilación, para evitar “el riesgo” de que la gente viva más de lo estimado. Además reclaman soluciones de mercado para mitigar lo que los economistas llaman “riesgo de longevidad”.
Indican que “si la esperanza de vida aumenta tres años más para 2050, el coste del envejecimiento aumentaría hasta un 50% (siendo ya un gasto enorme para los Gobiernos, las empresas, aseguradoras y particulares). Para los países en vías de desarrollo ese coste sería del 25%. El coste se aumentaría decenas de billones de dólares a escala mundial. Esto alerta la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Viñals ha dicho en la rueda de prensa “vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero importante”. Según explica el responsable del Mercado de Capitales “Nos va a costar más como individuos, a las corporaciones y a los Gobiernos. Por eso tenemos que preocuparnos por el riesgo de la longevidad, para que los costes no nos atormenten el día de mañana”.
Al haber más población anciana, hay que pagar más pensiones y seguridad social. El sector público y el privado llevan mucho tiempo preparándose para amortiguar el golpe financiero del envejecimiento. Sin embargo el FMI piensa que se subestimó la evolución demográfica y eso tendrá más peso de lo esperado en un balance ya debilitado. Lo cual supone una amenaza frente a otras crisis.
Christine Lagarde, directora de FMI, exige a los Gobiernos que admitan que el envejecimiento va a crear un problema grave en el futuro. Para solventar este riesgo, propone aumentar la edad de jubilación junto a otras medidas.
Para retrasar la edad de jubilación quiere que se ligue a la esperanza de vida, de modo que el número de años en que los jubilados cobran la pensión no aumente. En la reciente reforma española del sistema de pensiones que retrasaba la edad e jubilación a los 67 años de forma progresiva ya se prevé un mecanismo de este tipo, llamado factor de sostenibilidad. Así, la ley prevé que las variables clave del sistema de pensiones (como la edad de jubilación) se revisen cada cinco años a partir de 2027 en función del aumento de la esperanza de vida.
Pero ese retraso no basta. El Fondo cree que hay que tomar más medidas y cita entre ellas el recorte de las pensiones, el aumento de las cotizaciones y la posibilidad de que los Estados contraten con aseguradoras privadas la cobertura de ese “riesgo de que la gente viva más de lo esperado”.
Así, el informe de estabilidad financiera plantea que se recurra a los mercados de capitales para que se transfiera el riesgo de la longevidad de los planes de pensiones a las instituciones que tienen más capacidad para gestionarlo.
Los economistas del organismo plantean también que los propios individuos aumenten su ahorro a través de planes de pensiones, recomienda que se facilite o incluso obligue a contratar rentas vitalicias y también apoya el uso de las hipotecas inversas, por las que la casa en propiedad se entrega en el momento de fallecimiento a cambio de recibir hasta ese momento una renta por ella.
El Fondo también pide más transparencia a los países a la hora de informar sobre la tendencia del envejecimiento y como se están preparando para financiar la jubilación.
El FMI concluye recordando que todas estas reformas “tardarán años en dar fruto” y cualquier retraso en el proceso dificultará hacer frente al reto como es debido. “Prestar atención al envejecimiento de la población y al riesgo de la longevidad adicional forma parte del conjunto de reformas necesarias para restaurar la confianza en la viabilidad de los balances del sector público y privado”, remacha.