Una de las especies domésticas que por muchos siglos ha acompañado al hombre es el gato, en Egipto y Roma existía una predilección por estos animales sobre otros. La relación entre el humano y los gatos pese al largo tiempo de duración, para nosotros aún sigue siendo un misterio lo que nos atrae de ellos:
son de hábitos nocturnos, indiferentes y hasta contemplativos, mucha gente los acusa de ser convenencieros pues solamente buscan a su amo para pedirle comida. Pareciera que no habitan en el mismo mundo que nosotros.
Una investigación publicada en Proceedings of the Royal Society B comprueba que mamíferos como los gatos, roedores, murciélagos, hurones, perros, erizos y renos pueden detectar distintos niveles importantes de rayos ultravioleta (UV). Por mucho tiempo se pensó que los rayos UV eran dañinos cuando en realidad son esenciales para la supervivencia de algunas especies.
Ronald Douglas, uno de los científicos responsables de la investigación, explica que existen muchas cosas que reflejan rayos UV: flores que indican dónde está su néctar, la orina que ciertos depredadores utilizan para marcar su territorio o incluso la nieve (así los renos pueden detectar a un oso polar porque su pelaje no refleja los rayos UV). Anteriormente se creía que los mamíferos no podían ver los rayos ultravioleta, hoy se sabe que no es así.
Algunos mamíferos poseen ciertos pigmentos visuales que absorben la luz y la transforman en una actividad eléctrica que se transmite a través del sistema nervioso. Esto permite que penetre mayor luz en la retina, de tal forma que se puede ver en la obscuridad. Así es como los gatos pueden ver en la noche y también que permanezcan absortos mirando objetos que para nosotros resultan escasamente atractivos: para los felinos son maravillosos objetos brillantes.
Esta investigación explica un poco el extraño comportamiento de los gatos; pues aunque viven en el mismo mundo que nosotros, lo perciben de manera muy diferente; en su mundo real pueden ver lo invisible.