La demanda se asienta en más de 20.000 memorandos internos, minutas de reuniones, cartas y otros documentos que han salido a luz pública recientemente. La mayoría de ellos fueron obtenidos gracias a Posion Papers Project, una iniciativa que busca develar “la historia oculta” de la producción de químicos y pesticidas en EE.UU.
“Si son auténticos, estos registros confirman que Monsanto sabía que el PCB era dañino para el medio ambiente, y siguió vendiéndolo a pesar de ello”, declaró Sherman al diario británico ‘The Guardian’. La empresa “conocía los peligros, pero los escondió al público para obtener ganancias“, añadió.
La compañía, quizá la mayor multinacional en el ramo agroalimentario, enfrenta no sólo la demanda del estado de Washington, sino también procesos judiciales iniciados por autoridades de otras localidades estadounidenses, como Spokane, Long Beach, Portland, San Diego, San José, Oakland y Berkeley. En caso de que ser encontrada culpable, la sanción recaerá sobre la empresa alemana Bayer, que compró Monsanto el año pasado.
Todo legal
Scott Partridge, vicepresidente de estrategia global de Monsanto, afirmó en el mencionado artículo de ‘The Guardian’ que “hace más de 40 años”, su compañía “voluntariamente detuvo la producción y venta de PCB antes de cualquier requisito federal para hacerlo”.
Según Partridge, durante los años en que esa sustancia se fabricó “era un producto legal y aprobado, utilizado en muchas aplicaciones útiles”, por lo cual la empresa no tendría “ninguna responsabilidad por la contaminación causada por aquellos que usaron o descargaron PCB en el medio ambiente”.