De la mano de la cacique magisterial Elba Esther Gordillo, que lo consideraba su alumno más destacado, Rafael Moreno Valle despuntó en la política del país y, tras el fracaso de Ricardo Anaya, consolidaba su liderazgo en el Partido Acción Nacional (PAN), del que era, hasta hoy que falleció junto con su esposa Martha Erika Alonso, el más firme prospecto presidencial para 2024.
Nieto del exgobernador de Puebla del mismo nombre, general del mismo nombre que creció a la sombra de Gustavo Díaz Ordaz, Moreno Valle fue brazo derecho en materia de finanzas con Gordillo, quien en el grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de la Cámara de Diputados, entre 2003 y 2006, lo hizo director de administración y luego, al pactar con Felipe Calderón, renunció al priismo y fue el candidato del PAN a senador.
Con el apoyo de Calderón y Gordillo, Moreno Valle construyó desde el Senado su candidatura a gobernador de Puebla, en 2010, producto de una coalición a la que se sumó el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano (MC) y Nueva Alianza (Panal), el partido del magisterio.
Al vencer en la elección, producto del desprestigio del exgobernador Mario Marín, construyó un gobierno que excluyó a los principales dirigentes del PAN y, con el paso de los años, fue controlando los poderes Legislativo y Judicial, así como los organismos autónomos, con mano dura para los opositores.
Al mismo tiempo, Moreno Valle robusteció sus relaciones con Enrique Peña Nieto, quien fue declarado ganador de las elecciones en 2012, cuando él apenas tenía dos años en el gobierno. Cuando Gordillo fue encarcelada, al inicio de la gestión federal, guardó silencio.
Y gracias a estos nexos con Peña, en particular con Miguel Angel Osorio Chong, secretario de Gobernación, los recursos federales fluyeron a Puebla, donde los contratistas consentidos del presidente de la República obtuvieron obras en la entidad, como el Grupo Higa en el Museo Barroco.
Persecutor de opositores, a los que encarceló por cientos, la mano dura de Moreno Valle se materializó también con la aprobación de la llamada “Ley Bala”, que al accionarse contra manifestantes, en 2014, se tradujo en la muerte de un niño, José Luis Tehuautlie Tamayo, cuya recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos jamás cumplió a cabalidad.