En tres años de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha entregado a la población mexicana un billón de pesos sin contraprestación alguna.
A pesar de que este dinero puede tener otros destinos como obras públicas o el pago de deudas públicas no fue así.
La razón de no llegar a ello es simple; la realización de obras y el bienestar de la sociedad se realiza con dinero del Presupuesto Federal, es decir, del fondo social acumulado que es propiedad de todos los mexicanos.
La estrategia política de AMLO es destacada y se apega al Keynesianismo pero con una diferencia notoria.
El keynesianismo se basa en financiar obras, en tanto que la política económica obradorista no se vale de tal recurso.
Por ello la ideología económica de AMLO puede considerarse superior, de nuevo tipo. Un keynesianismo firme y sólido con el único objetivo de reasignar el fondo social con justicia.
Con este accionar el mandatario mantiene firme su postura que dio a conocer desde campaña, ayudar a los sectores más vulnerables en busca de un México mejor.
Para entender su relación con el Keynesianismo, cabe destacar que John Maynard Keynes es un referente en la economía a nivel mundial, tanto que es el creador de una corriente de pensamiento que lleva su nombre.
La idea general es que el Estado debe desarrollar un plan de inversiones de obras públicas que incrementen la demanda agregada.
Con ello, la economía se verá estimulada gracias a la nueva necesidad de cubrir estos sectores… y es aquí donde el obradorismo se ve adherido a esta ideología pero potencializado.