La detención de Emilio Lozoya hoy miércoles en España fue posible gracias a que el ex director general de Pemex se trasladó desde Rusia a la península ibérica con la intención de reunirse con Enrique Peña Nieto en las afueras de Málaga.
Allí el ex presidente tiene una propiedad que le habrían comprado por encargo -en un viaje en 2018- el ex senador Emilio Gamboa junto al ex gobernador de Nuevo León Rodrigo Medina. La casa en cuestión fue elegida concretamente por la esposa de este último, que tiene predilección por el sur de España. Pequeñas frivolidades en medio de una tormenta que ya se venía encima.
Según fuentes de su entorno, Lozoya quería conversar con el ex presidente para organizar una posterior reunión con el directivo de Televisa, Bernardo Gómez, siempre con la meta de que este pusiera fin a la «persecución» del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Entre comillas, desde luego, porque no acepta que las serias denuncias en su contra comenzaron muchos antes del inicio de la 4T.
En su refugio en Rusia Lozoya entendió que Alejandro Gertz Manero estaba en horas bajas en la administración de Andrés Manuel López Obrador y que era la oportunidad de buscar algún tipo de acuerdo que debía ser ofrecido por Gómez, un poderoso puente con AMLO, como se vio en la mítica cena en su casa con Jared Kurshner.
Se trata de nuevas señales e indicios que comienzan a confirmar lo inconfesable: el ejecutivo de Televisa es el garante de una paz tácita por la cual ciertas figuras clave del sexenio anterior no sufren tanto como otras. Comenzando por Peña.
La detención enciende las alertas en el Grupo Atlacomulco. Lozoya fue -junto a Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong- una pieza elemental para el fondeo de la campaña del 2012. Fondeo en el cual Odebrecht tuvo un rol prominente, tal como ya fue comprobado.
La conclusión es obvia: Lozoya está en condiciones de generar un terremoto judicial en la política nacional y concretamente en el PRI. Intentó facilitar esa información desde el rol de prófugo. Ahora podría hacerlo como reo. Su abogado Javier Coello Trejo ya había enviado varias advertencias.
El ex director de Pemex hace meses que intentaba conversar con Peña Nieto sin éxito. El mexiquense había tomado distancia ya desde 2018, cuando todavía Lozoya no había tenido que pasar a la clandestinidad. En 2019 se iban a reunir en Nueva York pero el encuentro se frustró a último minuto. Esa fue la ocasión en la cual Peña apareció disfrazado con peluca de color rubio junto a su novia.
Con información de lapoliticaonline.com.mx