En Guanajuato, la familia Fox explota a voluntad la tierra, el agua y demás recursos naturales para beneficio de sus negocios y de sus fortunas, denuncian organizaciones y activistas en redes. Una práctica en el núcleo familiar que ha persistido por más de dos décadas bajo el cobijo de las autoridades locales y megaempresarios que fungen como sus asociados que los han convertido en “los reyes del brócoli”, de acuerdo con denuncias.
En la actualidad los Fox son señalados en San Miguel Allende por su intención de apropiarse de 20 hectáreas de una reserva ecológica ubicada en el municipio, uno de los más turísticos de Guanajuato.
Su objetivo sería desarrollar un complejo de negocios que les permitan financiar el Centro de Rehabilitación Integral de San Miguel de Allende (CRISMA), mismo que adhirieron en 2015 a la fundación Vamos México, A.C. y para el que en 2017, ya habían conseguido que el Ayuntamiento de dicho municipio les donara dos hectáreas de la reserva con el fin de construir en ella una nueva sede para este centro.
La indignación por este tema ha trascendido a las redes sociales, a raíz de que se difundió que el ex Presidente solicitó al Gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo anexar las 20 hectáreas adicionales a su proyecto durante la inauguración de las nuevas instalaciones del CRISMA desarrolladas en el predio que obtuvieron en 2017.
En la Red, las protestas resurgieron a finales del 2019 por las afectaciones ecológicas que tendría el donar una parte adicional de la reserva a los Fox y por la discrecionalidad con la que el ex Presidente y su esposa, Marta Sahagún, han sido favorecidos desde hace años por los Gobiernos de Guanajuato para recibir este tipo de apoyos a costa del patrimonio público a pesar de las denuncias de enriquecimiento ilícito que sopesan sobre sus cabezas.