México se encamina a la reapertura gradual de sus actividades sociales y económicas, prevista para el 1 de junio, con la trágica paradoja de que las cifras siguen batiendo récords: este martes fallecieron 501 mexicanos por COVID-19 y las muertes ya superan el máximo pronosticado de 8.000.
El presidente Andrés Manuel López Obrador atribuyó esta mañana el récord de fallecimientos de la última jornada a “un ajuste”, ya que determinar las causas de los fallecimientos “lleva algún tiempo”, aunque aseguró que “hay indicios” de bajada de la pandemia en Ciudad de México, principal foco rojo.
Sin embargo, Claudia Sheinbaum, la jefa del Gobierno capitalino, territorio que suma casi 21.000 infectados confirmados y más de 2.150 fallecidos, admitió horas después de las declaraciones del presidente un ligero aumento de casos en los hospitales de Ciudad de México.
“Todavía no estamos en una tendencia decreciente de muchos días que nos permita decir que ya hay una disminución en la (ocupación de) camas de hospital”, aclaró Sheinbaum.
¿PANDEMIA BAJO CONTROL?
El epidemiólogo Alejandro Macías, quien gestionó la epidemia de AH1N1 de hace una década en el país, explicó en entrevista con Efe que la situación “no está controlada” y no lo estará mientras no se dé un periodo de 14 días de disminuciones paulatinas en contagios y decesos.
“En México todavía no estamos para hablar de eso, todavía estamos en ascenso. Los números van en ascenso o, por lo menos, no podemos decir que hayan pasado esos 14 días”, enfatizó.
Mientras, las autoridades sanitarias, con el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud Hugo López-Gatell al frente, llevan varios días repitiendo que se ha aplanado la curva de la pandemia e incluso el funcionario aseguró recientemente que se había “estabilizado” la mortalidad en el país.
López-Gatell, cara visible del manejo de esta contingencia sanitaria en México, pronosticó el 23 de abril en una entrevista con Efe que la COVID-19 dejaría como máximo 8.000 muertos.
Ha pasado poco más de un mes de la estimación del subsecretario y la pandemia se ha cobrado ya 8.134 vidas y ha infectado a 74.560 personas, según las cifras oficiales, mientras aparecen nuevos focos rojos al sureste del país que se suman a la complicada situación de los estados norteños.
TENSIÓN CON LOS ESTADOS
Pese a esos indicios, el Gobierno federal proyectó un plan de reapertura económica y social escalonado que debe arrancar el próximo lunes 1 de junio, coincidiendo con el final de la llamada Jornada Nacional de Sana Distancia, ideada para mitigar la movilidad y las concentraciones.
La estrategia de reactivación consta de un semáforo con cuatro fases actualizables semanalmente en cada estado, con más o menos restricciones depende de la situación sanitaria de cada territorio.
Sin embargo, incluso en la fase más estricta de ese plan podrán volver a operar las empresas mineras, constructoras y automotrices, algo que no convence a todos los gobernadores.
En las últimas horas, los dirigentes de importantes estados como Puebla, Jalisco, Tamaulipas o Guanajuato han declarado la intención de establecer su propio plan de desescalada, ya que el federal, como dijo López Obrador, es de aplicación voluntaria.
En este sentido, el doctor Macías afirmó “que la pandemia va a ser una cuestión regional” y consideró que este proyecto de reactivación “es un poco prematuro”.
“La federación, por más que quiera, no va a poder estar ordenando la salida de las regiones. Evidentemente las regiones van a poder tener un control de su información y de sus actividades mejor que la federación”, aseveró el epidemiólogo.
URGENCIAS ECONÓMICAS
Mientras la pandemia sigue haciendo estragos a la salud, la economía mexicana tampoco puede permitirse mucho más tiempo de aislamiento: según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Producto Interno Bruto (PIB) del país se contraerá este año un 6,6 %.
Eso dejaría a México, cuyo PIB ya cayó un 0,3 % en 2019, como la tercera economía latinoamericana más afectada en este año marcado por el coronavirus, solo detrás de Venezuela y Belice.
En el primer trimestre, el país sufrió una contracción del 1,4 %, la peor caída en los últimos once años, mientras los analistas pronostican caídas históricas más abultadas para el segundo trimestre, cuando más empezó a incidir el virus en México.
Además, el propio Gobierno federal estima que la pandemia cueste a México un millón de empleos formales, números que no ayudan en el combate a esta enfermedad desconocida.