Mónica Dolores Cuevas Monzón, presa desde hace diez años y ocho meses, pidió al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el beneficio de la liberación anticipada que el Gobierno Federal otorga a personas privadas de su libertad que fueron sometidas a tortura, que no tienen sentencia o son adultas mayores.
La mujer, quien actualmente tiene 39 años de edad, fue detenida el 5 de noviembre de 2010 en el Estado de México, acusada de secuestro y delincuencia organizada, delito que no le han podido comprobar y del que ella se declaró culpable ante actos de tortura física y psicológica probados mediante el protocolo de Estambul.
Desde el penal de Tanivet Tlacolula, en el estado de Oaxaca, en donde actualmente se encuentra recluida bajo la causa penal 3/2019-1, Mónica relató en entrevista telefónica que su declaración fue firmada bajo amenaza de lastimar a sus hijas, de entonces de once, diez y un año de edad.
La más pequeña de sus hijas tenía cuidados especiales por tratamiento de cáncer y falleció tras el encarcelamiento de su madre debido a que no recibió los cuidados pertinentes.
“Yo llevo diez años de proceso y no tengo sentencia (…) Me hicieron firmar mi declaración bajo tortura psicológica, ya me habían lastimado, ya me habían dado un balazo en la pierna. Me pidieron que dijera que el balazo me lo habían dado de fuera. Me pusieron de por medio a mis hijas, que les iba a pasar algo. Yo me quería morir en ese momento. Fue tan fuerte la tortura que me hicieron firmar unas hojas que hasta mucho tiempo después me enteré qué decía”.
Antes de su detención, Mónica estaba dedicada al cuidado de su hija de un año de edad, quien por el cáncer estaba internada en el Hospital La Raza. Aquella circunstancia fue utilizada por quienes la detuvieron para presionarla.
“Me amenazaban con matar a mi bebé, que la iban a desaparecer y que a mis otras hijas les iban a hacer cosas cochinas, incluso me pusieron un teléfono con niñas gritando ¡mamá, mamá!, en su momento pensé que eran ellas”.
Continúa su relato: “Ellos me decían: vas a decir esto en tu declaración. Yo les decía que de tantos golpes no iba a acordarme. Yo les decía que haría lo que me dijeran pero que no le hicieran nada a mis hijas”. Mónica agregó que dentro de los actos de tortura física le arrojaban baldes de agua con hielo, fue pateada en el cuerpo y golpeada en la cabeza con palos en distintas ocasiones, hecho que le dejó secuelas.
Aunque en distintas ocasiones manifestó haber sido torturada para declararse culpable, fue hasta el año pasado, en 2020, cuando le aplicaron la prueba del protocolo de Estambul, es decir evaluaciones médicas y psicológicas para determinar si hubo o no tortura. La prueba salió positiva.
El 29 de julio de este año el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la amnistía. Este beneficio ya se otorgó a una mujer en circunstancias similares, María Isabel San Agustín, originaria de Hidalgo, quien tenía una sentencia de 65 años por el delito de secuestro. Ella fue liberada el 5 de agosto, después de que en 2018 acreditó haber sido objeto de tortura.
“Al escuchar el decreto del señor presidente mi corazón se alegró. Nunca perdí la esperanza, hasta la fecha y después de los años no la he perdido. Entonces escuché como una señora salió libre y me reflejé mucho en ella. Yo quiero tocar puertas, quiero que el presidente me escuche”, expresó.
“Llevo diez años y ocho meses. No he sido sentenciada, sigo un proceso. Ya son muchos años. Sufrí y he sufrido mucho. Mis hijas crecieron sin mí, pero nunca he perdido las esperanzas (…) Al presidente le doy las gracias porque (al) escuchar su decreto sentí que volvía a vivir. Y yo le pido, le suplico con todo mi corazón que voltee sus ojos”, dijo.
“Nunca he dudado de la calidad humana que tiene, quiero que me ayude, le suplico que me vea. Así como yo hay muchas que sufrimos lo mismo. Yo he perdido mucho y sé que me podrá ayudar. Mi nombre es Mónica Cuevas Monzón”, agregó.